-¿Quiere declarar usted?- ha preguntado la presidenta del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma.
-Hombre, sí, si es que yo no he hecho na'- ha respondido el acusado.
Un feriante ha negado este lunes en el juicio haber abusado sexualmente y encerrado a una joven discapacitada durante un día en una caravana en s'Illot. El hombre ha explicado que sobre las doce de la noche del 24 de agosto de 2017 coincidió en la feria con la víctima, que tenía 32 años, y le dijo que se fuera a su casa, pero la mujer le contó que se había peleado con sus padres y que prefería quedarse allí.
«Hice el tonto porque estoy ahora aquí...». El acusado ha explicado que no tocó los genitales a la denunciante en ningún momento y que le dejó que pernoctara en su vehículo porque ella no quería volver a casa de sus padres. «La ropa se la quitó ella», ha asegurado. «Ella durmió en la cama y yo en el sofá-cama. Al día siguiente fuimos a Palma en autobús y comimos en el Burger King».
La Fiscalía recoge en su escrito que el enjuiciado abusó sexualmente de ella, le quitó la ropa para verla desnuda y le dio un beso sin su consentimiento. Los hermanos de la víctima la liberaron a las 1.30 horas del 26 de agosto. A consecuencia de lo ocurrido, la mujer, que tiene una discapacidad psíquica del 65 por ciento, sufrió angustia, temor y ansiedad, lo que le provocó llanto y sollozos que le impidieron pedir auxilio. El padre y tutor de la mujer víctima denunció los hechos ante la Policía Nacional el 28 de agosto.
El Ministerio Público reclama una condena de siete años de cárcel para el hombre por un delito continuado de abuso sexuales y detención ilegal y que indemnice a la perjudicada con 10.000 euros.
¿Por qué cree que ella ha contado que la dejó encerrada durante más de un día y le tocó el culo?- ha preguntado la fiscal.
-Yo creo que fue cosa de sus padres...
-¿Usted no se aprovechó de la circunstancia de que la mujer es discapacitada?- ha insistido la representante del Ministerio Público.
-Jamás, yo sé que esto es un delito.
«Uno de sus hermanos entró en la caravana y la vio en pelotas orinando. Yo estaba de espaldas sacando una Coca-Cola del frigorífico y me pegó un puñetazo», ha relatado el procesado. «No recuerdo si estaba llorando». Un compañero del hombre que vio a la mujer entrar en la caravana le dijo que podría meterse en problemas. «No lo tuve en cuenta. Yo también tengo un retraso...».
La mujer ha declarado a través de videoconferencia desde la sala amigable de la Audiencia de Palma que no recuerda lo que ocurrió. «Que no me acuerdo de nada, ya está», ha insistido. «Lo he dicho veinte veces».
Uno de los hermanos que fue a buscar a la perjudicada a la caravana ha relatado que el acusado en un principio les comentó que no sabía dónde estaba su hermana. «Volvimos a preguntarle y nos dijo que estaba en la caravana. Abrió con llave, la tenía encerrada bajo llave. La niña estaba tumbada en la cama en braguitas, llorando y gritando: 'Que no, que no, que no'», ha explicado.
«Se puso un poco nervioso y nos dijo que le había dado cobijo». El hombre ha señalado que preguntaron a su hermana sobre lo que había pasado y ella no dijo nada. «Simplemente gritaba y lloraba. Yo la cogí, la vestí y me la llevé. La niña no estaba allí desnuda porque hiciese calor». Otro de los hermanos de la joven ha apuntado que el acusado se aprovechó de su hermana. «Es una persona que está malita, que no tiene uso de razón».
La Sala ha decidido suspender el juicio e intentará que la declaración de la mujer se lleve a cabo a través de expertos de una fundación para personas con discapacidad. La vista oral se retomará el próximo 24 de noviembre.