Su defensa, ejercida por el abogado Pedro Martínez, solicitó la suspensión de la pena privativa de libertad y la magistrada no se opuso. Para evitar entrar en la cárcel no podrá volver a delinquir en tres años y deberá abonar en dicho plazo 6.000 euros a una conocida financiera.
Los hechos se remontan a agosto de 2018. La enjuiciada era amiga de una de las perjudicadas. Tan estrecha era la relación que le dejó las llaves de su piso, ubicado en la capital balear. Y ahí empezaron los problemas. Un día entró al inmueble y con la documentación que encontró de la compañera de su amiga solicitó por internet un préstamo de 4.000 euros. La procesada dio su número de teléfono y su cuenta corriente y antes había falsificado una nómina de una empresa para sostener el engaño.
Un año después repitió la acción, pero esta vez a nombre de su amiga. Pidió otros 4.000 euros, pero únicamente la concedieron 2.000. De nuevo facilitó una copia del DNI a la que accedió por tener las llaves del piso y confeccionó una nómina falsa. La financiera le aprobó el crédito. Como en la anterior ocasión, la mujer se quedó con el dinero. Asimismo un par de meses antes solicitó uno de 15.000 euros también a nombre de su amiga, pero le fue denegado.
Las dos perjudicadas fueron denunciadas por la conocida financiera al ver que nos reintegraban las cuotas de los préstamos concedidos y acabaron denunciando lo sucedido. Tiempo después la Policía Nacional imputó a la amiga de una de ellas. Ahora, la mujer se declaró culpable de un delito continuado de estafa en concurso medial con uno continuado de falsedad en documento mercantil. La magistrada, tras el acuerdo de conformidad entre las partes, dictó sentencia en el mismo acto.
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