Un 24 de octubre de 2011, una joven madre de 24 años, llamada Nuria Orol Sarabia, apareció asesinada de una puñalada en el corazón en su casa del Port d'Andratx. Su pareja, un marroquí de 37 años, identificado como Zouhair Aulad Radí, alias 'Joel', fue detenido como principal sospechoso, pero siempre sostuvo que era inocente. Esta es la crónica de un crimen que horrorizó a aquella localidad costera y que se saldó con una condena de 15 años para el asesino.
La relación entre Nuria y 'Joel' no era estable, según concluyó la Guardia Civil, que determinó que el magrebí tenía un carácter violento y agresivo. En la noche del día del crimen Zouhair llamó por teléfono hasta en 22 ocasiones a la chica, que no le contestó. Sobre las 3,50 horas de la madrugada acudió a la vivienda de ella, en la Avenida Gabriel Roca. Tenía llave, así que pudo acceder al piso.
Horas después, la familia de Nuria contactó desesperada con 'Joel'. No tenían noticias de ella y no contestaba al móvil ni al fijo. El marroquí se ofreció para acompañar a la madre hasta el domicilio, pero al llegar fingió que la puerta estaba cerrada por dentro con llave. Se las ingenió para entrar por una ventana, y luego abrió la puerta a la progenitora.
La hija de Nuria estaba sola en la casa y la abuela se hizo cargo de ella. Acto seguido, Zouhair simuló que descubrió el cuerpo inerte de su novia. Una puñalada en el corazón había acabado con su vida, aunque después la autopsia desveló que el asesinó, antes de acuchillarla, le había asfixiado. En ese momento, 'Joel' todavía no era el sospechoso principal, pero le faltaban pocas horas para quedar de lleno en el punto de mira de los investigadores de la Policía Judicial de la Guardia Civil.
El comportamiento del varón, con todo, solo añadió dudas sobre él. Se marchó precipitadamente de la escena del crimen para reunirse con su hermana y después comenzó a beber alcohol de forma compulsiva. Luego, los investigadores que habían examinado la casa de Nuria descubrieron que la noche del crimen la había estado llamando de manera compulsiva. Bartolomé Del Amor, legendario jefe de la Policía Judicial, siempre tuvo claro que se trataba del único implicado. La cacería había comenzado.
La localización del arma homicida era clave, y los agentes empezaron a podar unos setos y arbustos próximos al edificio de Nuria, donde se sospechaba que 'Joel' había podido arrojar el cuchillo. Finalmente, se localizó el arma. El marroquí fue detenido, aunque siempre sostuvo que era inocente. El juez ordenó su ingreso en prisión y desde allí el acusado siguió manteniendo que no tenía nada que ver con la puñalada mortal en el pecho que había recibido su novia.
En abril de 2013 se constituyó el jurado popular y se abrió el juicio contra Zouhair. «Yo no tengo nada que ver con la muerte de mi amiga. Sólo me han preguntado por lo que a ellos les interesa», declaró en su turno de última palabra. Antes, la Fiscalía, la acusación particular y la defensa habían planteado al jurado interpretaciones antagónicas de los múltiples indicios que se habían acumulado en el juicio. Las acusaciones mantuvieron su petición inicial de 20 años de cárcel para 'Joel' y su letrado, Gaspar Oliver, negó de plano la autoría de los hechos por parte de su cliente.
La fiscal Mercedes Carrascón sostuvo en su informe que a pesar de no existir una prueba directa todos los indicios demostraban que el acusado era el asesino. En especial se apoyó en las grabaciones de la cámara de seguridad que le grabó el 24 de octubre de 2011 a las 3.55 horas en dirección a casa de la víctima y diez minutos después de regreso a su casa.
«Tuvo la oportunidad y estuvo al lado de la casa», aseguró el ministerio público. El otro gran soporte de la acusación fue el hecho de que hasta las 3.47 horas -poco antes de tomar la dirección de la vivienda de la víctima- el acusado llamó a Nuria en 22 ocasiones. Es decir, minutos antes de la muerte dejó de llamar y no volvió a hacerlo hasta la tarde siguiente cuando los familiares le comunicaron que no encontraban a la joven.
Sobre la grabación de la cámara, el letrado de la defensa aseguró que ese margen de diez minutos no era suficiente para que se produjera el crimen. También le quitó peso a las llamadas. «Son pocas», llegó a asegurar. De todas ellas sólo le interesó esa última realizada a las siete de la tarde del día siguiente que, según él, probaría que 'Joel' intentó localizar a la víctima de buena fe. Las acusaciones interpretaron esa llamada como una maniobra del acusado para encubrirse.
Otro punto de discrepancia fue la huida de 'Joel' del piso de la víctima después de ir al día siguiente del crimen con la madre de Nuria y descubrir el cadáver. La fiscal resaltó que se fue de copas. «Evidentemente sabía que estaba muerta, por eso se marchó». La defensa planteó que dejó el lugar para regresar con su hermana a la que había dejado sola. Además sostuvo que creyó que la joven estaba desmayada después de sufrir una sobredosis. Apoyó esta afirmación en que se le colocaron electrodos en el pecho a la víctima para certificar su muerte. Sin embargo, en su declaración 'Joel' había mantenido el primer día del juicio que pensó que Nuria se había suicidado.
Al final, el jurado no creyó la versión del marroquí y emitió un veredicto de culpabilidad contra él. El tribunal, después, lo condenó a quince años de cárcel, que confirmó el Supremo. Hasta el último momento, 'Joel' insistió: «No he tenido nada que ver con el crimen. Nada».
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