Guardia Civil y Policía Local de Llucmajor intervinieron en la reyerta para disolver al tumulto que pretendía linchar a los argelinos. | R.S.

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Es cuanto menos curioso que se repita un suceso de magnitud tan violenta en dos barrios separados geográficamente aunque unidos en algunos aspectos importantes. Tiene un porqué. O varios. Uno de ellos es, por extraño que parezca, la Panadería Juan Tomás, fundada en 1993, una bollería con un desenlace crucial para la historia de violencia que se ha vivido estos días en S'Arenal de Llucmajor; aunque hay más componentes. Los desgranamos uno a uno.

Las dificultades de un barrio de trabajadores acoplado a la primera línea turística

Los contextos de Son Gotleu y S'Arenal son similares y están relacionados con un concepto acuñado en el siglo XVI, el de 'gueto': barrio o suburbio en el que viven personas marginadas del resto de la sociedad. En un principio, el término se asociaba a la protección de un colectivo, el judío; pero tras la llegada de los nazis, el concepto adquirió un punto trágico y hoy en día se utiliza para definir barrios en los que la población se concentra no sólo por razones étnicas sino por las circunstancias de pobreza económica y falta de recursos. Es el ingrediente principal.

S'Arenal era un barrio de pescadores y otros trabajadores que, tras el boom turístico, fue ampliado progresivamente y hasta la saciedad, hasta derivar, años después, en una confluencia de zonas de alto nivel y otras carentes incluso del que debería ser básico y obligatorio. El turismo dio, da y dará trabajo en el distrito costero pero, tal y como se puede comprobar fácilmente con las últimas reivindicaciones sobre la calidad de los turistas que recibe, no es suficiente para muchas de las personas que malviven en las calles de esta barriada palmesana al 50%, aunque muy alejada del centro de la ciudad.

El carrer Marineta, escenario de los últimos acontecimientos en la zona, es la frontera que separa S'Arenal, utilizando la desembocadura del Torrent dels Jueus como el límite de la zona adscrita Palma y la perteneciente a Llucmajor. Justo ahí, en ese triángulo de las Bermudas formado por la calle Torrent; punto álgido del narcotráfico desde 2011 en el que se han realizado numerosas operaciones para desmantelar la venta de sustancias estupefacientes; y la mencionada Marineta, epicentro actual de la violencia, donde el pasado miércoles por la noche se produjo el gran tumulto contra los llamados argelinos conflictivos.

Esta es una de las áreas en las que
se concentran más delitos
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La bollería que se convirtió en la guarida de los delincuentes

10 de diciembre de 1993, nace la Panadería y Bollería Juan Tomás en un barrio que, por aquel entonces, nada tenía que ver con el que conocemos actualmente. La parcela, de 307 metros cuadrados según indica el catastro municipal, albergaba diferentes inmuebles y dos espacios diferenciados entre el horno y la venta al público. Prosiguió su actividad hasta 2011, momento en el que se echa la barrera y se pone a la venta el local. Nunca se logró vender. Y con el paso de los años, llegó la 'okupación'. Y no era argelina. En los primeros años se convirtió en un foco de suciedad y en el cobijo de adictos y pequeños delincuentes; después, la cosa fue a más. Varias imágenes capturadas con la aplicación Google Maps muestran como en los últimos años, la tendencia de degradación del local ha sido la misma y no está estrechamente relacionada con la llegada de la comunidad argelina al Arenal, ya que ésta es posterior. Es cierto que forma parte de la ‘guarida' del colectivo agresivo señalado pero no son sus primeros moradores ni los únicos delincuentes que se han refugiado en él.

Entre 2012 y 2022 no ha habido ningún tipo de actividad ni acción en el local

En las imágenes, es fácil comprobar como ya en 2018 aparece una bici aparcada en la puerta y hasta un carrito de la compra vacío en la parte derecha del edificio. Ya en 2022, la imagen no deja lugar a dudas y permite distinguir una 'litrona' en la entrada junto a una bolsa.

Captura perteneciente al mes de octubre de 2022
Ampliación en la que pueden apreciarse tanto los restos en la puerta como algunos materiales en el interior

Según explican los propios vecinos, el local lleva ocupándose desde mucho más atrás, incluso por los carteristas rumanos que durante unos años aterrorizaron a los turistas de Playa de Palma. Y de nuevo, un giro inesperado de guión, habría sido la comunidad argelina quien, con su llegada, habría desterrado a los carteristas. Desde entonces, la comunidad se ha hecho fuerte en la zona y ha protagonizado robos, atracos y hasta palizas, utilizando un nivel de agresividad y violencia muy alto. Esto, no sólo ha asustado a los vecinos sino que ha provocado que, finalmente, tras más de diez años abandonado, se tapie el famoso local. La Policía Local ha explicado que la causa es el peligro de derrumbe y no el evitar la 'okupación'; aunque los vecinos creen que se ha hecho tan rápido por el alcance del conflicto del miércoles, por la cercanía de las elecciones y para poner fin a una década de ocupaciones.

El inspector jefe de la Policía Local de Llucmajor explicó a los medios que «no había nadie viviendo y había un peligro de hundimiento y además de por seguridad ciudadana, había que evitar un Medusa». Tras la acción de bloqueo a la popular y temida panadería aclaró que «el propietario no había tapiado porque creía que podían entrar por detrás y es algo que sólo se puede hacer a través de otra vivienda»,

Los colectivos raciales y la pugna del poder

No es difícil advertir que Son Gotleu y S'Arenal mantienen otro punto importante en común: la presencia de los clanes gitanos. Tanto en un barrio como en otro son extremadamente populares, pero no sólo por los últimos acontecimientos y su reivindicación de convivencia; también lo han sido durante años por protagonizar numerosos delitos en ambas zonas. En el caso de Playa de Palma, la mayoría ligados al 'trile', el juego de los vasos y la bolita que desaparece ante los ojos. Estafas, robos, altercados; la lista no es corta, aunque la violencia empleada en los delitos no era similar a la que utilizan los nuevos y temidos delincuentes. El poder ha cambiado de manos, o lo parecía, al menos durante unos días. Los argelinos trataban de imponerse en una zona dominada históricamente por los clanes gitanos y éstos han conseguido lo que nadie hubiera esperado, la unión del crisol de razas de todos los colores para echar, en este caso, a la que consideran más peligrosa. Puede que el fin justifique los medios si es por lograr la paz pero muchos vecinos son conscientes de que la pugna no da como resultado la convivencia sino el control del narcotráfico.