Luigi Prudente junto al carril bici donde sufrió un accidente de patinete. | Pere Serra

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A simple vista, el tramo del carril bici de la carretera de Valldemossa a su paso por el parque de Ca’n Simonet no alertaría a nadie del peligro (casi) invisible que presenta. Bien lo sabe Luigi Prudente, un vecino italiano del barrio de 50 años de edad que el pasado 21 de junio sufrió un aparatoso accidente. Tras perder el control del patinete eléctrico en el que viajaba por culpa de una deformidad que provocan las raíces de un platanero acabó volando varios metros por el aire.

A consecuencia del siniestro sufrió una fractura de su muñeca izquierda que le ha obligado a llevar escayola y un desgarro del dedo meñique con seis puntos de sutura, este albañil de profesión denuncia lo sucedido.

«Volvía con el patinete de una entrevista de trabajo en el polígono de Ca’n Valero y cuando estaba a punto de llegar a casa me topé con un bulto, una raíz que levantaba el asfalto. No se ve porque es del mismo mismo color y no hay ninguna grieta que llame la atención. Yo iba a 10 o 15 km/h, no más. De repente, tuve un sobresalto, el manillar se giró, la rueda rotó a la derecha y volé. Caí sobre el hombro con la mano debajo. El dedo se abrió tanto que se podía ver el hueso. Como un libro», cuenta el vecino.

Sin trabajo

Prudente añade que «un chico que me ayudó me dijo que cada mes ve caer a cuatro personas aquí». «Hasta ahora me dedicaba a la obra pero ya no. Se ha acabado para siempre. ¿Ahora qué hago?», se pregunta resignado.

«Fui al Ajuntament, conté lo que había pasado, y me dieron un papel para poner la denuncia. Cuando lo tengas, tráelo todo, me dijeron», explica. «El tramo es increíble. Hasta el Carrefour da miedo. Hay más de diez baches grandes. La Policía Local, que está en esta calle, lo sabe».