La Guardia Civil rastrea el canal de Mocejón y registra dos domicilios de esta localidad toledana en la que fue asesinado el niño de 11 años Mateo. | Ismael Herrero

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Un solo kilómetro, las diferentes salidas del polideportivo y dos posibles escondites fueron suficientes para la fuga del asesino confeso del pequeño Mateo, en Mocejón (Toledo). El arrestado habría entrado al polideportivo donde jugaba el menor con la intención de agredir a otro chico del pueblo, pero al no encontrarlo apuñaló al que tenía más cerca en ese momento.

Las cámaras de vigilancia fueron claves para establecer el crimen. Tanto las del polideportivo como las de las casas aledañas por donde huyó el autor de los hechos. Según apuntan varios medios locales, el joven tras cometer el asesinato huyó corriendo por un olivar y fue captado por varios dispositivos de grabación. Según apunta La Verdad, el polideportivo, además de contar con una entrada principal, cuenta con una valla que rodea todo el perímetro, pero cuenta con diferentes vías de entrada y salida que escapan al control principal.

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El autor acudió pocas horas después del crimen a misa junto a su padre, después ya se quedó en el domicilio familiar. Desde el lunes por la mañana se establecieron controles de vigilancia en los dos posibles escondites del asesino: dos inmuebles que estaban a poca distancia de donde se cometió el crimen. Por un lado, estaba la casa de su abuela y, por otro, la de su padre, donde se escondió durante horas y, finalmente, fue detenido.

Los agentes tienen como principal hipótesis que padece algún tipo de trastorno mental. El padre del joven afirmó tras la detención de su hijo que este sufre una discapacidad psíquica de entre un 60 % y un 70 %.