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Daniel Sancho se sentará el próximo 29 de agosto ante el juez de la corte penal de Koh Samui, en Tailandia, para conocer la sentencia final por el caso del asesinato premeditado y descuartizamiento de Edwin Arrieta. Ese día, el hijo del actor Rodolfo Sancho conocerá el veredicto sobre la muerte de Arrieta, un doctor colombiano con quien mantenía una relación con la que quería acabar.

Lo hizo, como llegó a confesar, pero ¿fue un asesinato premeditado, como asegura la acusación, o un homicidio imprudente, como sostiene su defensa? Sancho (30 años) lleva en prisión provisional desde agosto de 2023 en la cárcel de la isla de Samui. El juicio por el asesinato de Arrieta (44 años) se celebró del 9 de abril al 3 de mayo y contó con más de 50 testigos.

«Ya lo tenemos todo preparado», comentó en su día Ramón Chippirrás, portavoz de Rodolfo Sancho. Según el jurista y criminólogo, a la vista del próximo 29 de agosto acudirán tanto él como su compañera Carmen Balfagón. «Simplemente se trata de acudir, que esté el presidente del tribunal en la sala, y que se lea la sentencia... Es una lectura y entrega de sentencia», explica Chippirrás.

De qué se acusa a Daniel Sancho

La Fiscalía tailandesa acusó a Sancho de tres delitos: asesinato premeditado, ocultación del cuerpo y destrucción de documentación ajena (por el pasaporte de Arrieta). Eso es lo que se ha juzgado.

Inicialmente, el español confesó el crimen ante la policía de Phangan, pero después se declaró no culpable de asesinato premeditado en una vista preliminar en noviembre. Entonces Sancho sí aceptó el cargo de ocultación del cádaver, que fue desmembrado y esparcido por varios lugares de la isla, incluido el mar.

Daniel ha contado siempre que la muerte de Edwin fue accidental; que ocurrió tras un forcejeo entre ambos que tuvo lugar cuando el español quiso poner fin a su relación sentimental con el colombiano. La Fiscalía de Tailandia mantiene que el cocinero actuó con premeditación para terminar con la vida del doctor.

Cuáles pueden ser los escenarios judiciales

Según el Código Penal de Tailandia, el asesinato premeditado está castigado, con pena de muerte. La defensa de Sancho ha intentado en su exposición durante el juicio que se descartara la premeditación. Se trata de que el veredicto hable de homicidio y no de asesinato.

En ese caso, se abren dos escenarios. Está, por un lado, la muy improbable vía de la absolución; por el otro, que la sentencia sostenga que fue un homicidio imprudente, «de forma no grave».

A qué pena se enfrenta Sancho

Tailandia es un país conocido por la dureza de sus penas. Como ha explicado el abogado de Sancho, Marcos García Montes, las condenas a las que se podría enfrentar si se le encuentra culpable de asesinato serían la pena capital o la cadena perpetua.

No obstante, legislación tailandesa dispone que la pena de muerte se aplica en casos en los que las víctimas son agentes de las fuerzas de seguridad o altos cargos del gobierno. De modo que para el joven la condena más probable es la perpetua o prisión máxima de entre 15 y 20 años. Pero si se considera que lo ocurrido fue un homicidio imprudente, Sancho cumpliría de ocho a diez años si se considera grave, o de seis si se considera leve.

Si el juez sentencia que se trató de un homicidio imprudente, «de forma no grave», la pena podría ser de unos 6 años. «Se le podría trasladar a España con un tercio de la condena, si le condenan a seis años, en dos estaría aquí», explicó en su momento el abogado Marcos García-Montes a 20minutos.

Qué sostiene la acusación

Para la Fiscalía y los abogados de la familia Arrieta no hay duda de que todo fue un asesinato premeditado. Entre las pruebas con las que cuenta figuran informes forenses y de ADN. Según su tesis, demostraría la premeditación el hecho de que el 1 de agosto, un día antes de que tuviera lugar el asesinato, Sancho compró cuchillos, una sierra, bolsas de basura y productos de limpieza.

El temor de la familia Arrieta es que el español no sea condenado por asesinato con premeditación. Es decir, que sea condenado por homicidio imprudente; pase solo unos años en prisión en Tailandia; sea trasladado a España y puesto en libertad. «No ha pedido perdón, no ha reparado el daño», recuerda el abogado Juan Gonzalo Ospina.

Qué alega la defensa de Sancho

La defensa de Sancho ha corrido a cargo del bufete de García-Montes y el Despacho Criminológico Jurídico Bafalgón-Chipirrás. Han intentado demostrar que la muerte de Arrieta fue accidental y que el español era objeto de amenazas y acoso por parte de la víctima. «Fue en defensa propia, sin intención», declaró el español durante el juicio.

Al tiempo, los abogados ha impugnado parte de la confesión de Sancho del asesinato premeditado al ser formalmente detenido el 5 de agosto en Phangan por supuestas irregularidades a lo largo el proceso. Durante el proceso judicial, el joven solo reconoció los cargos de profanación de cadáver (por el descuartizamiento), que están penados con un año de prisión.

Una de las principales bazas de la defensa de Sancho ha sido alegar que la autopsia de Arrieta no ofrece una causa concluyente de la muerte, al no haberse encontrado partes determinantes del cuerpo como el tórax.

Qué ocurrió el 2 de agosto

Arrieta había llegado a Koh Phangan, una de las islas más turísticas de Tailandia, el 31 de julio de 2023 para pasar unas vacaciones junto a Sancho. Se conocían desde 2022 (a través de Instagram) y quedaron el 2 de agosto en un bungaló que habían alquilado.

Según la primera versión de la policía tailandesa, los dos hombres se pelearon. «Daniel Sancho le dio un puñetazo al doctor Arrieta, que se cayó y se golpeó la cabeza contra el lavamanos, pero no murió en ese momento, sino cuando Sancho comenzó a cortarle el cuello», aseguró en agosto el entonces subdirector de la Policía de Tailandia Surachate Hakparn, conocido como 'Big Joke', la cara mediática de la investigación criminal.

El español fue detenido el 5 de agosto de 2023 después de que la hermana de Arrieta diera la voz de alarma tras no tener contacto con él. El cuerpo desmembrado del médico fue descubierto en un vertedero empaquetado en bolsas negras.

Al principio, tras ser detenido, Sancho confesó el crimen alegando «celos y miedo a la traición». Reconoció que había acabado con la vida de su amigo colombiano, con el que mantenía una relación, e indicó los lugares donde había tirado los 17 trozos del cadaver de Arrieta.