Salvador Llinàs Bauzá, en una imagen de la televisión paraguaya.

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Mismo nombre y misma trayectoria. El padre de Salvador Llinàs Oñate vivó una peripecia casi calcada a la de su hijo, Salvadro Llinàs Bauzá. Los dos, perseguidos por estafa y fugados durante años. El padre en Paraguay y el hijo en Taiwan. Ambos detenidos. El padre, sin embargo, prolongó casi 14 años su fuga en Sudamérica aunque su estafa no llegaba al millón de euros, por los cincuenta por los que se investiga al hijo.

Llinàs senior puso pies en polvorosa en 2009. Tres personas le denunciaron entonces por engañarles con una serie de inversiones falsas. Los tres le habían entregado elevadas cantidades, hasta 700.000 euros en caso de uno de ellos, para llevar a cabo una serie de negocios juntos. Les prometía que el dinero iría a unos fondos que daban unas enormes rentabilidades. Nunca vieron un duro. Una vez en Paraguay, el padre fue de nuevo investigado por otras maniobras financieras en aquel país. Varios empresarios mallorquines le acusaban de haberles timado con unas supuestas inversiones inmobiliarias. Fue un proceso largo y el juicio tuvo que ser repetido, aunque finalmente fue exculpado. Cuando terminaron con él, las autoridades paraguayas cumplieron con la orden de detención que pesaba sobre él. En abril de 2022 fue entregado a Interpol y extraditado a España. Ingresó primero en prisión en Soto del Real (Madrid) y más tarde fue trasladado a Mallorca para ser juzgado.

En la vista, Llinàs, representado por el abogado Tomeu Salas, aceptó una condena de dos años y ocho meses de prisión. Consiguió una notable rebaja de condena por el retraso en la tramitación de la causa y después de haber entregado parte del dinero. No tuvo que volver a prisión y, desde entonces, vive asentado en Mallorca, donde tiene otros dos hijos, ambos imputados en el fraude del que es sospechoso su tercer vástago.

Ahora es Llinàs Jr. el que es extraditado. Su fuga ha durado cinco años. Al igual que el padre con Paraguay, optó por un país sin tratado de extradición con España en el momento de la fuga. De hecho, Taiwan y España ni siquiera tienen relaciones diplomáticas y para la extradición del hijo ha sido clave la intermediación de la embajada alemana.