Hace ahora cincuenta años, en el barrio chino de Palma, un delincuente habitual apodado 'El Patillas' fue asesinado de cinco puñaladas por un camarero de un bar, al que supuestamente humillaba. Ángel Parrón Molano, de 28 años, cayó desplomado en el suelo del establecimiento y a pesar de que lo llevaron con toda celeridad hasta una clínica, no se pudo hacer nada por él. Esta es la crónica de un crimen que sobrecogió a los vecinos de Palma porque nadie esperaba una reacción tan violenta de Sebastián García Raya, un trabajador modélico de 26 años. ¿Qué ocurrió entre los dos varones?
Ese año el sorteo de Navidad se celebró un día antes de lo habitual, para no caer en domingo, y Palma estaba revolucionada con la lotería. El barrio chino y las inmediaciones de la Porta de Sant Antoni no eran, aquel 22 de diciembre de 1974, una excepción. El 'gordo' había repartido una lluvia de millones en Navarra y ese era el tema de conversación. Periodistas, policías y vecinos de Ciutat visitan el 'Kansas' y 'Casa Vallés', dos de los locales más conocidos del barrio.
En el bar Ca Nostra la actividad era la normal un domingo por la tarde. Había caído la noche y el día era frío, típico de la época. El camarero de Jaén Sebastián García estaba cenando en una de las mesas y Ángel Parrón irrumpió en el negocio. Cuentan las crónicas de la época que era "bravucón" y que "había vivido de la mujeres", algo que escandalizaba a la sociedad puritana de los inicios de los años setenta.
No está claro que pasó entre ellos, pero los investigadores de la Policía Armada (la Policía Nacional todavía no existía) concluyeron que 'El Patillas', que era provocador y chulesco, tenía martirizado a Sebastián, que era de carácter tranquilo. Y que aquel día, el camarero ya no aguantó más. Explotó y decidió vengar todas las afrentas que había sufrido.
Tras ser humillado por enésima vez, el joven cogió un cuchillo de la mesa y se lo clavó cinco veces a 'El Patillas', que se desplomó en el suelo, herido de muerte. Los testigos llamaron a los equipos de emergencia y cuando llegaron los sanitarios Ángel Parrón ya estaba aparentemente muerto. Dos de las cuchilladas eran mortales de necesidad.
Pese a todo, lo evacuaron hasta una clínica de Palma, pero los médicos solo pudieron certificar su muerte. El camarero fue detenido allí mismo. No ofreció resistencia y se mostró abatido, casi apático. Confesó el crimen ante el juez y después ingresó en prisión. Cuando llegó el juicio, años después, fue condenado por homicidio.
Poco antes de aquel crimen, en el barrio chino de Palma fue asesinada una uruguaya, por lo que los medios de la época hablaron de "baño de sangre". Lo que nunca trascendió son las palabras exactas de 'El Patillas' que hicieron enloquecer a Sebastián, el "joven tranquilo". Se rumoreó que podían estar relacionadas con alguna mujer, pero solo el homicida lo sabía. Y no lo contó.
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