Vicenç Mateu se dedica al cultivo de olivos y algarrobos y al mantenimiento de fincas por toda la Isla. | Redacción Part Forana

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Nació en el campo y desde pequeño aprendió el oficio de la payesía de manos de su padre. Ahora, Vicenç Mateu (Santa Maria, 1976) se dedica al cultivo de olivos y algarrobos en varias fincas que explota en Selva, Sencelles, Santa Margalida y Sineu, y al mantenimiento de propiedades privadas donde se encarga de la conservación de las plantaciones de viña, olivos, algarrobos, almendros...
Además de cuidar el recinto, Vicenç Mateu también se encarga de exaquejar, esquitar y hacer injertos a los árboles o viña. De hecho, Mateu es de los pocos especialistas en el arte de hacer injertos que se dedica a ello profesionalmente en Mallorca y conocer esta práctica le lleva a recorrerse toda la Isla.

Explica que aprendió hablando con la gente mayor y asegura que «es una técnica que se está perdiendo». El injerto permite «convertir una viña de manto negro a una de prensal sin la necesidad de cambiar los cepos o pasar de tener un albaricoquero tardío en uno temprano». En el caso de los algarrobos, este payés cuenta que «la mayoría de gente los compra bords porque son más económicos y después los injertan». Hablando de algarrobos, Mateu reconoce que ahora el fruto de este árbol sale rentable para los productores «porque es un producto que está de moda». Su aprovechamiento para cosméticos, medicamentos y para el consumo humano ha provocado que, en los últimos años, haya aumentado su precio de venta.

Aún así, Vicenç Mateu indica que «para poder obtener una buena producción de los algarrobos deben transcurrir entre 15 y 20 años desde su siembra. Este tipo de árbol requiere de mucho cuidado antes de poder obtener beneficios. Con los olivos, por ejemplo, es diferente porque el tiempo para poder obtener frutos se reduce a 4 o 5 años». La venta de estos frutos y su precio es otro tema. «Nos regimos por el precio de venta de las cooperativas y no queda otro remedio que aceptar estos precios porque, al menos, se recupera algo del trabajo hecho durante todo el año. Aún así, evidentemente, los precios de venta son bajos», se lamenta Mateu.

Con este género se hace productos de calidad, como el aceite de oliva que «verá incrementado su precio por la falta de aceite de girasol por el conflicto armado en Ucrania», avanza Vicenç Mateu, que asegura que este tipo de producto tiene muy buena aceptación entre la población aunque también añade que «al principio cuesta que la gente se acostumbre al gusto de los artículos naturales como el aceite o la leche porque tienen un sabor mucho más intensos de los que se comercializan a gran escala». Vicenç Mateu se califica como un entusiasta de su trabajo y asegura que «no me veo haciendo otra cosa», aunque apunta que «la vida del payés es dura porque no existen días libres ni vacaciones. Seguramente, esta es la razón principal por la que la gente joven no escoge esta profesión», concluye.