Las fincas agrícolas de sa Pobla y Muro se encuentran desde la semana pasada inmersas en una frenética actividad. Su principal campaña, la de la patata para exportación, se inició el pasado miércoles. Al manifestar que ha comenzado la campaña no nos referimos a la recolección, si no al verdadero inicio, la siembra. Según explica Joan Mateu, presidente de la Mesa Agraria de sa Pobla, «desde hace ya varias semanas se llevan a cabo las labores de preparación del terreno y el miércoles muchos de nuestros payeses comenzaron ya a sembrar el preciado tubérculo».
Los agricultores tienen ahora por delante tres meses de intensos cuidados, lucha contra las temidas heladas, y las posibles afecciones de las plantas. Se trata de un período que finalizará a últimos de febrero y primeros de marzo cuando se inicie la campaña de recolección, envasado y exportación a los países del centro y norte de Europa. Mateu pormenoriza que «los principales clientes de la patata mallorquina son los países del este, los estados escandinavos, y en especial el Reino Unido. Es importante irrumpir en estos mercados antes que nuestros competidores o que los productores locales, cosa que solemos conseguir cada año, y se traduce en una mejor rentabilidad».
No obstante, los payeses afrontan esta nueva campaña «con cierta preocupación». «No sabemos como describir el futuro a corto plazo», dice Mateu. El presidente de la Mesa Agraria incide especialmente en dos asuntos preocupantes: «Por una parte tenemos la guerra de Ucrania, que ya nos marcó bastante la campaña pasada y que seguimos sin saber cómo nos va a afectar en un futuro próximo».
«Por otro lado nos encontramos con problemas de tipo sanitario y legal, pues la administración nos reduce cada vez más los principios activos en los productos que utilizamos para sulfatar. Los cultivos son afectados por parásitos, hongos, bacterias; elementos que necesitan ser combatidos con eficacia y que cada vez son más resistentes a los tratamientos, máxime si nos obligan a utilizar cada vez menos productos efectivos».
Este inicio de la campaña de siembra de la patata primaveral se solapa con el principio de la recolección de la campaña temprana, que se prevé para dentro de unos treinta días. Es la llamada patata de invierno, destinada en su totalidad al consumo local. Es de esperar que esta recolección ayude a una bajada de precios, puesto que actualmente la patata se ha encarecido mucho en el mercado. Aun así es preciso explicar que «hay poco terreno sembrado», indica Mateu.
Los payeses no confiaron demasiado debido a padecer un verano descontrolado en cuanto a temperaturas, y que aun a estas alturas del otoño son muy elevadas. Mateu explica que «la patata se está desarrollando bien, a pesar de todo, por la cantidad de horas de sol que ha recibido la planta y porque últimamente la temperatura baja durante la noche. Aun así necesitaríamos un poquito de lluvia para aliviar los pozos de riego». Mateu finaliza valorando que «la campaña de exportación pasada fue buena pero no se obtuvieron los resultados esperados porque, a pesar de que los precios fueron buenos, los costes también fueron muy elevados», asegura.
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