Dependiendo de su uso conviene usar una técnica u otra. | Freepik

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Con la llegada del otoño, comienza la esperada temporada de setas, un manjar que muchos disfrutan en sus platos. Sin embargo, dado que su recolección es estacional, es importante saber cómo conservarlas para prolongar su frescura. Según los expertos, el mejor método de conservación dependerá del tipo de seta y del uso que se les quiera dar.

Uno de los métodos más recomendados es la congelación. Para congelar setas, es necesario limpiarlas adecuadamente, evitando el uso excesivo de agua, ya que pueden absorberla y alterar su textura. Se recomienda limpiarlas con un paño húmedo o un cepillo suave para eliminar la tierra sin dañar su estructura.

Una vez limpias, las setas pueden ser cocidas ligeramente antes de congelarlas. Este proceso ayuda a mantener sus propiedades y sabor. Se pueden saltear en un poco de aceite o mantequilla y luego dejar enfriar antes de guardarlas en bolsas o recipientes herméticos para su congelación. Es importante etiquetar los envases con la fecha para un mejor control.

La deshidratación es otra técnica eficiente para conservar setas, especialmente las variedades más robustas como boletus y níscalos. Las setas secas pueden durar varios meses si se almacenan en un lugar seco y fresco, y son fáciles de rehidratar para usar en diferentes recetas.

En caso de querer disfrutar de las setas a corto plazo, se pueden guardar en la nevera. Para ello, deben estar limpias y secas, y se recomienda colocarlas en una bolsa de papel para evitar la acumulación de humedad, que puede acelerar su deterioro.

Por último, la conservación en aceite o vinagre es ideal para preparar aperitivos y platos más elaborados. Para esto, las setas deben ser previamente cocinadas y luego envasadas en frascos esterilizados, añadiendo especias al gusto para potenciar su sabor.