Crema de tomate, pimientos y ajos asados con pesto de albahaca.

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Es interesante comprobar el esfuerzo que están realizando algunos establecimientos hoteleros por mejorar su oferta gastronómica. Es como si se hubieran convencido de que no deben quedarse fuera de juego y de que disponen de suficientes bazas para atraer a una clientela que busca lugares agradables, especialmente a la hora del almuerzo. Son numerosos los hoteles que parecen haber entendido la relevancia de este asunto ofreciendo un buen menú de mediodía en el que las buenas instalaciones, ubicación y servicio son tan atractivas como la propuesta gastronómica a precio razonable para atraer a una clientela potencial que les resultaba ajena. Lo están haciendo establecimientos de máximo estrellato, y se están sumando también otros de menor categoría.

Uno de ellos es el Blanc, del grupo HM, inaugurado en junio de 2022 en la calle Ramón y Cajal de Palma, con un atractiva fachada ondulada en su exterior y un sobrio y elegante diseño en tonos nórdicos, mucha madera y llamativa vegetación interior, con árboles frutales y un huerto urbano de plantas autóctonas y aromáticas que aprovechan en sus elaboraciones gastronómicas. Destaca gratamente en su declaración de principios su apuesta por la industria local, sostenibilidad y su compromiso con el medio ambiente. Han realizado una notable instalación de placas fotovoltáicas para conseguir mayor autonomía energética y han desarrollado un sistema integral de gestión de la sostenibilidad, que han denominado The Planet by HM. Una iniciativa realmente loable.

Por lo que respecta a la oferta gastronómica, Toni Vallés, el chef de la casa desde hace años, ha diseñado una carta atractiva en la que los productos ecológicos y de proximidad se erigen en seña de identidad, con cambio a diario del menú de mediodía, lo que indica el interés por añadir alicientes adicionales a sus clientes. Dos platos a elegir entre varias opciones, postre, agua y copa de vino o cerveza, por 21€, con estupenda presentación resaltada por su particular vajilla. El día en que almorzamos proponían como primeros crema de tomate, pimientos y ajos asados con pesto de albahaca, de intenso sabor; sabroso tartar de gambas, con tomate rosa, crema de aguacate y pan crujiente; y arroz verde cremoso con burrata y aceite de guindilla; y como principales, solomillo de cerdo gratinado con queso brie, concassé de tomate y romero; y corvina rebozada en panko con mayonesa de soja y verduras salteadas al estilo thai, muy lograda.

Unos días antes, su propuesta era un original bacalao rebozado en galleta de Mallorca, trampó y toque de hierbas mediterráneas, con alioli de menta; calamar relleno de gambas y salsa de almendras; lubina fresca en salsa mallorquina con pasas y piñones; y carrillera de cerdo a baja temperatura con reducción de vino tinto y romero. Todo sugerente. Nuestro postre fue un excelente ganache de chocolate blanco, lima, piña y menta. En los platos de su carta encontramos guiños locales, como coca de tumbet con verduras de la huerta; risotto de botifarró picante, manzana verde y cebolletas (17,5€), o porc negre confitado con boniato asado con hinojo y jalea de naranja de Soller (22€). La lista de vinos es amplia, con bastantes etiquetas isleñas a precios razonables (duplican el de tienda).

Las mesas son de moderno diseño de madera, suficientemente separadas, sillas muy cómodas y correcta cubertería y copas. La ubicación es espléndida, dispone de aparcamiento y las instalaciones -especialmente el restaurante y la zona interior ajardinada- son amplias y relajantes. Magníficas para tomar un aperitivo, una buena charla de sobremesa o una copa vespertina.