Plaer Natural, en la plaza de sa Quartera de Palma.

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Plaer Natural es uno de esos restaurantes que deberían existir en todas las ciudades. Está especializado desde hace ya tres lustros en comida vegetariana y vegana y, cuando lo visitas, siempre sales con la sensación de que has comido sano e impregnado de una intensa variedad de sabores poco habituales. Ubicado en la plaza de la Quartera de Palma, ofrece en su pequeña terraza exterior, bajo los árboles, un lugar idóneo para disfrutar de una cocina que atrae por su variedad y originalidad. Incluso aunque haya que aguantar los ruidos de las interminables obras del entorno próximo.

Plaer Natural es, esencialmente, un restaurante en el que su punto fuerte es el menú de mediodía, que varía con mucha frecuencia, compuesto por uno más amplio, de tres platos más postre, o uno más reducido de dos platos y postre, por un razonable precio de 17,5 euros o 14,5 euros.
Entre sus propuestas hay siempre alguna creación sorprendente, que transmite la impresión de que la comida vegetariana puede ser no sólo sana, sino atractiva y nada aburrida.

El día de nuestro almuerzo, ofrecían como entrante un magnífico curry caliente de anacardos, guisantes, espinacas, calabacín, arroz y coco, suavemente dulce, y un interesante y delicioso gazpacho de manzana verde. Soy un forofo del gazpacho de sandía, delicioso en la época de calores, pero éste de manzana, con una ligera acidez que marida perfectamente con el tomate y pimiento habituales, no le va a la zaga y debería ser un fijo en sus platos veraniegos. Muy agradable de sabor la ensalada de calabacín, pistachos y feta con pesto de ricota y rúcula, y menos sorprendente la quesadilla –elaborada con harina de trigo– de queso de cabra, brócoli, cacahuete y manzana.

Quesadilla de cabra, brócoli, cacahuete y manzana ácida.

Como entrante, ese día ofrecían también ensalada de pimientos y berenjenas asadas, con tomatitos y alcaparrones. Y, entre los platos calientes, una muy lograda lasaña de seitán (sustituto de carne hecho con gluten de trigo deshidratado) y mulligatawny, crema india elaborada con numerosas verduras y especias, que aporta un sabor muy particular. Los postres son otros de los alicientes del restaurante, como la tarta de queso con chocolate blanco, y la de almendra. Original, aunque algo insípida, la crema de chia con salsa de coco y trocitos de mango.

Los vinos no son el punto fuerte de Plaer Natural. Bastante insulsos el sauvignon blanc alicantino y el tempranillo riojano que tomamos por copas, y en cambio son más particulares algunas de sus cervezas naturales. Y, sin duda, mejor apostar por sus deliciosos zumos, que pueden elegirse como entrantes del menú (manzana, naranja y jengibre; manzana, naranja y apio, o manzana, mandarina, zanahoria y jengibre, entre otros), y que varían según la temporada de las frutas.

Interesante aventura que iniciaron hace tres lustros Ignacio Ignasi Crespí y Mónica Román, que han volcado en sus platos –preparados con productos eco «siempre que sea posible», como recuerdan en su declaración de principios–, una variada cocina natural fruto de sus viajes por múltiples zonas del planeta. Ambos han convertido su restaurante, que han renovado sustancialmente, en un acogedor lugar de referencia para una clientela que desea comer sano, y disfrutando de una creatividad que se agradece. Restaurante vegetariano y vegano muy recomendable, donde ofrecen por las mañanas sugerentes desayunos. Servicio próximo y atento, y estupendo el pan, que elabora artesanalmente una vecina del barrio.