Descansar es necesario y el cuerpo lo agradece. Sin embargo, volver a la rutina implica volver a las costumbres de antes: obligaciones, madrugar, hacer ejercicio... Los viajes y las vacaciones hacen que la constancia en el deporte se vea alterada. No obstante, no hay que sentirse mal por ello, tan solo debemos volver a los viejos hábitos. Puede que no parezca fácil, pero realmente es una cuestión de constancia y esfuerzo. Según William James, padre de la psicología científica, tan solo son necesarios 21 días para formar un hábito, o en este caso, retomarlo.
Esfuerzo progresivo
Los primeros días no es bueno exigirse mucho, a veces un empeño gradual es más efectivo que un solo impulso potente. Es decir, evita empezar a entrenar todos los días de forma intensa, lo único que conseguirás es aumentar el riesgo de lesionarte y aborrecer el ejercicio. Comenzar a entrenar 2 ó 3 días durante las primeras semanas es una buena opción para que la vuelta al gimnasio no resulte abrumadora. En resumen, hay que tomárselo como una carrera de fondo, poco a poco. Recuerda asignar un tiempo al final de los entrenos para estirar y permitir al cuerpo que se recupere correctamente.
De nada sirve ir al gimnasio si el cambio no se produce en todos los ámbitos de tu vida. Es decir, abandona las costumbres sedentarias que te impidan tener un estilo de vida activo. Pequeños hábitos como ir al trabajo caminando o en bicicleta, subir por las escaleras o dar un paseo al principio o al final de la jornada mejorarán el entorno metabólico y prevendrán la aparición de enfermedades. Asimismo, la alimentación es clave. Comer sano y con un horario de comidas establecido facilitará la vuelta a la rutina. A la hora de hacer la compra, opta por frutas y verduras, alimentos integrales, grasas saludables, legumbres y frutos secos. Por último, no olvides beber agua antes, durante y después de cada sesión de ejercicio, del mismo modo que en el día a día.
La importancia de la planificación
En ocasiones, parece imposible llegar a todo. Sobre todo, a la vuelta de vacaciones la lista de tareas y compromisos suele ser muy larga. Sin embargo, hay que priorizar aquello que sea bueno para la salud. Por ejemplo, establecer un horario o un plan de deporte evitará que otros contratiempos se interpongan, así como, no habrá cabida para las excusas. La recomendación es planificar la semana, reservando momentos para poder hacer ejercicio, ya sea temprano, a medio día o al final de la jornada. Establecer un itinerario hará posible la formación de un hábito. Otra manera de cumplir ese horario puede ser hacerlo en compañía, la presión de grupo será beneficiosa por primera vez.
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