Vivir con prisas y pendientes del reloj nos lleva a sobrevivir. | Freepik

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«La mayoría de los seres humanos mueren sin haber vivido». La coach de Salud Marga Almarcha expone la frase de Erich Fromm para lanzar «un gran mensaje». En este sentido, señala que «ir en piloto automático, vivir desde las prisas, hacer muchas cosas para no pensar, tener muchos planes para evadirse, sentir que no se llega a todo, ver cómo se escapa el tiempo… Esto son tan solo propuestas o ejemplos que nos pueden servir para hacernos una idea de que, en muchas ocasiones y, más de las que nos pensamos, estamos viviendo nuestros días sobreviviendo en un entorno al que nos hemos adaptado y amoldado para seguir ese ritmo frenético, olvidándonos realmente de vivir conscientemente».

A su modo de ver, «sobrevivir nos lleva a fluir por la vida y vivir a merced de sus circunstancias y, aunque esto parezca positivo, en el fondo nos aleja de vivir la vida de forma auténtica. Estar en modo supervivencia nos activa ese piloto automático que nos lleva a querer controlar las cosas, a vivir con un mayor miedo a la incertidumbre y a ver nuestro entorno como un escenario amenazante y lleno de riesgos».

Almarcha expone que «desde ahí podemos construir nuestra vida haciendo muchas cosas o teniendo muchas cosas que nos generen una seguridad material pensando que estamos a salvo, pero es importante también cultivar nuestra seguridad emocional que es la que nos ayudará y fomentará vivir de una forma más genuina y natural. Y es que, sin duda, cuesta más vivir en mayúsculas que sobrevivir, sobre todo porque para ello es necesario entender el gran sentido de la vida».

La coach advierte que «somo sujetos de una vida que merece ser vivida en plenitud y conscientemente y para ello es necesario alejarse de querer controlar todas las situaciones que nos pasan y bajar nuestro nivel de exigencias para con ella, ya que esto nos genera grandes dosis de insatisfacción y desilusión».

¿Cómo pasamos a vivir en mayúsculas?

Almarcha precisa que «lo primero pasa por parar y bajar de la rueda del hámster y ser consciente de cómo estoy. Es decir, es necesario conectar con mi estado emocional para ver cómo me siento y ver que niveles de estrés he normalizado del que no soy consciente». Acto seguido hay que «valorar y ver cómo llevas tus reservas de ilusión. Hay que ser conscientes de que ese piloto automático nos lleva a estar más apagados y a no retroalimentar la ilusión, por ello es crucial ir comprobando cómo están nuestras reservas para no quedarnos bajo mínimos».

Otra de las claves es «identificar qué me hace ilusión para poder llenar mis depósitos. Para ello, puedes hacerte un listado de todas esas cosas que te gustan y que te generan felicidad y bienestar cuando las realizas». Además, es fundamental «elegir conscientemente los entornos en los que quiero estar, sobre todo, que te aporten esa seguridad a nivel emocional donde te sientas comprendido, tranquilo y relajado para poder mostrarte sin tener que perder tu identidad».

La coach insiste en la necesidad de «tomar responsabilidad de tu vida en lo que se refiere a tu cuidado, tus ritmos, tus descansos…escúchate para aprender a identificar tus necesidades y poder cubrirlas. Busca en los viajes y el ocio una forma de conectar contigo, de estar presente y no como mecanismos de evasión de la realidad». Por último, anima a hacerte preguntas. «Para generar cambios es necesario hacerse preguntas poderosas y responderlas con honestidad, cada respuesta es una oportunidad para aprender algo nuevo sobre nosotros mismos. Sé consciente para poder analizar que, aunque haya cosas que nos pueden condicionar o han podido condicionar nuestra forma de pensar, sentir y actuar, esto no tiene porqué determinar la forma en la que vivimos. Identifica las cosas que están determinando tu conducta para poder darles un giro».

«Si queremos vivir en plenitud y ser dueños de nuestras experiencias y vivencias de forma consciente, es necesario conectarnos con lo que realmente tiene valor para nosotros y darnos cuenta de cómo vivimos nuestra vida y de qué la estamos llenando. A vivir de forma consciente también se aprende y podemos cada día cultivar algo nuevo que nos lleve a ello», concluye.