La amiga de la víctima rechaza denunciar
A una de las jóvenes, según han relatado a la magistrada, el futbolista brasileño se le aproximó y le rodeó la cintura con sus brazos, mientras que a la otra llegó a hacerle tocamientos en sus partes íntimas, lo que, han precisado, les hizo sentir «incómodas». En el transcurso de la declaración, la jueza instructora ha recordado a la joven que sufrió tocamientos en sus partes íntimas que tiene la posibilidad de denunciar los hechos, lo que la testigo ha rechazado para no restar relevancia a la agresión sexual grave, la que sufrió su amiga.
Las dos testigos han corroborado además la versión de la denunciante sobre lo sucedido antes y después de la presunta agresión sexual, ocurrida la noche del pasado 30 de diciembre en un baño privado de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona. Según su versión, cuando estaban departiendo con un grupo de jóvenes en una mesa cercana al reservado donde Alves tomaba copas con un amigo, se les acercó un camarero para comunicarles que unos 'señores' querían invitarlas a cava en esa zona privada, a lo que ellas acabaron accediendo tras rechazar la oferta inicialmente. Una vez en el reservado, estuvieron charlando con Alves y su amigo -momento en el que el futbolista supuestamente las magreó-, tras lo que el investigado se dirigió a la puerta que comunicaba al baño privado y, desde allí, hizo un ademán a la víctima para que se acercara.
De acuerdo con el relato de las testigos, no imaginaban que esa puerta conducía a un lavabo privado -llegaron a pensar que daba acceso a un espacio en el que se podía fumar-, por lo que cuando una de ellas tuvo necesidad de ir al baño se dirigió a los generales, situados en una planta inferior a la de los reservados.
La víctima: «No me van a creer»
Transcurrido un cuarto de hora, Dani Alves abandonó el baño del reservado e instantes después lo hizo la denunciante, quien se dirigió a una de sus amigas diciéndole «nos vamos de aquí». Ya camino de la salida, cuando esperaban sus chaquetas en el guardarropía, rompió a llorar mientras repetía «me ha hecho daño». Ese fue el momento en el que un portero de la discoteca se acercó a la joven para preguntarle qué le pasaba, lo que motivó que el equipo de seguridad de Sutton activara su protocolo contra agresiones sexuales, por lo que se llevaron a la víctima a una estancia apartada y llamaron a los Mossos d'Esquadra.
De hecho, ante la jueza han declarado este viernes como testigos el portero que atendió a la joven, el propietario de Sutton, el director de la sala y los dos camareros que sirvieron las copas en el reservado. Las testificales han respaldado el relato de la víctima, que cuando fue atendida por personal de la discoteca se mostraba reticente a denunciar a Dani Alves mientras repetía: «No me van a creer».
Por su parte, la defensa del futbolista, ejercida por el abogado Cristóbal Martell, ha señalado a EFE que «persisten las inconsistencias». «No debo extenderme más por expresa indicación del juzgado», ha agregado. El futbolista permanece en prisión preventiva desde el pasado 20 de enero por orden de la jueza, que ordenó su encarcelamiento al apreciar un elevado riesgo de fuga dada su capacidad económica, el hecho de que dispone de doble nacionalidad -española y brasileña- y la inexistencia de convenios de extradición entre España y su país de origen.
La defensa ha recurrido ante la Audiencia de Barcelona su entrada en prisión preventiva, aduciendo que tal riesgo de fuga no existe -el futbolista acudió voluntariamente a los Mossos, que lo citaron a declarar cuando viajó de México a España para acudir al entierro de su suegra- y que las imágenes de las cámaras de seguridad desmienten la versión de la víctima.
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