Un jugador eterno que permanecerá en la retina del madridismo. Un virtuoso que convirtió la duda, incluso el silbido a su falta de pegada, en liderazgo y goles en cuanto asumió el papel que ejercía Cristiano Ronaldo. La pérdida de un referente. El adiós a una leyenda, marcó el cierre de curso en el Santiago Bernabéu.
Un Real Madrid que navegó entre la emotividad del momento y la falta de tensión competitiva por lo poco que había en juego. Un puñado de millones para el club por la segunda plaza. Más para un Athletic que apuró todo lo que tuvo en su mano su pelea por plaza europea. Lastrado por un mal final de temporada en uno de los escenarios más complejos, donde mostró personalidad.
Contuvo de inicio el regreso de Vinícius a escena, tras dos partidos apartado del foco, para jugar con criterio el Athletic. Sin sufrimientos defensivos, buscó un triunfo que se le resiste en Liga en el coliseo madridista desde 2005. Y se topó con Courtois, para el que no existen partidos de importancia menor. Voló a su izquierda para detener un penalti a Vesga a los nueve minutos, tras ver cómo Kroos, de espaldas, cortaba con un brazo extendido un remate de Iñaki Williams a un saque de esquina.
Impreciso con el balón, deseando que acabase una temporada cerrada desde la eliminación en semifinales de la 'Champions', el Real Madrid buscó a Benzema en su día. Pese a su bajón este curso, con catorce goles menos que el anterior, el mejor de su carrera, a Karim aún le quedaba mucho fútbol de quilates por dar al madridismo. Cuando apareció y se asoció con sus compañeros, alegró una tarde triste.
Provocó que Vinícius se acercase al gol, evitándolo con una gran parada abajo Unai Simón tras un disparo seco. La acción de mayor peligro junto a un final de primer acto eléctrico en el que Rodrygo perdonó un mano a mano y Carvajal cabeceó pegado al travesaño un centro lateral. El Athletic se había vuelto a topar antes con Courtois en un disparo lejano de Yuri y otro cruzado de Iñaki Williams.
La diferencia de motivación debía plasmarse en el marcador. Lo evitó todo lo que pudo Courtois hasta que le fue imposible. Salvó la primera de Sancet, tras un error de Ceballos, blando en el inicio de jugada, y nada pudo hacer el portero belga ante el rechace que colocó arriba el futbolista del Athletic para hacer soñar a su equipo por momentos con Europa. Osasuna empataba en su casa. La séptima plaza era asaltada.
Apenas duró tres minutos la alegría. Llegaron los goles de Osasuna mientras en el Bernabéu el Real Madrid no aumentaba la intensidad, falto de ideas con balón y sin balance ofensivo para generar peligro más allá de las carreras contra el mundo de Vinícius.
Mantuvo en pie Courtois a su equipo, con una acción salvadora ocupando espacio y sacando con su brazo derecho el cara a cara con Iñaki Williams y de la nada, como en tantos partidos, despertó del letargo el equipo de Carlo Ancelotti. De un penalti pedido por Vinícius, tras cuatro amagos continuos ante Vivian, no señalado. Se pasó a uno de Yuri sobre Militao riguroso en una pugna por un balón alto en el que sacó un brazo el defensor del Athletic.
El regalo de despedida no lo podía desaprovechar Benzema. De penalti marcó su gol 353 en 648 partidos con el Real Madrid y disfrutó de su último momento de felicidad en el Bernabéu, sintiendo todo el cariño del madridismo. Era el punto final con la camiseta blanca a uno de los mejores delanteros de la historia del Real Madrid, figura eterna de LaLiga.
Su dimensión eclipsó un final en el que hasta pudo dar la vuelta el Real Madrid al partido tras todos los méritos exhibidos por el Athletic. Un gol anulado a Vinícius por fuera de juego y un fallo imperdonable de Rodrygo, con todo para marcar tras una gran acción de 'Vini' que definió mal, cerró una Liga con regalo final.
La segunda plaza regresó al Bernabéu con el tanto final del Villarreal al Atlético de Madrid entre la despedida de Marco Asensio y jugadores que vivieron sus últimos momentos en el club blanco recibiendo el cariño de la afición.
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