La semana pasada Mir fue detenido y puesto dos días después en libertad provisional con medidas cautelares como presunto autor de un delito de agresión sexual con acceso carnal tras haber sido denunciado por una mujer a la que conoció en la madrugada del domingo 1 de septiembre en una discoteca y con la que estuvo en su propia casa hasta primera hora de la mañana.
El jugador tiene retirado el pasaporte, no puede salir del país, tiene que ir semanalmente a firmar en sede judicial y tiene una orden de alejamiento de 500 metros y de contacto con la mujer que le denunció y una amiga que le acompañaba. El club decidió, tras estudiar todas sus opciones, no despedir al jugador, que está cedido por el Sevilla, pero le abrió un expediente por entender que incumplió con sus obligaciones como profesional por los horarios que tuvo y le multará. Baraja subrayó su respeto a las personas, «que es lo más importante», al proceso judicial y su condena «a cualquier agresión».
«Hay un camino judicial que no tengo que entrar a valorar», señaló el técnico, que subrayó la complejidad de la situación. «He decidido que esté fuera del equipo dos partidos. Un acto de indisciplina debe tener consecuencias, por él y por la salud del grupo. Pero una persona se puede equivocar, puede tener un mal día y no hacer las cosas bien y le tenemos que dar una segunda oportunidad», señaló Baraja, que confirmó que le dijo a Mir que fue «una gran decepción» y que avanzó que «según lo que vaya pasando» en el proceso, tomarán nuevas decisiones.
Baraja pidió dividir el episodio en dos momentos, uno cuando ocurre, en el que «el club tiene que valorar cuál es la decisión a tomar» y es una decisión en la que no puede ni debe participar, afirmó, y en la que la entidad «decide readmitirlo», y una segunda. «Una vez se produce (esta decisión del club), entro en acción yo para valorar la situación vivida y tengo que valorar la consecuencia de esta situación, que son dos partidos. Esta semana está entrenando aparte, y la que viene se irá reincorporando con el grupo, cuando se cumplan los dos partidos estará como uno más y a partir de ahí decidiré si participa o no», subrayó.
El vallisoletano confirmó que este pasado lunes, Mir se disculpó ante la plantilla y aceptó el castigo impuesto. No obstante, también dijo que la respuesta de la afición a su vuelta «es un melón por abrir» pero que «entre todos y dentro de lo posible» le ayudarán a que «tenga un sentimiento de persona respetada». «Una solución salomónica no existe», zanjó el vallisoletano, que comentó, consultado por si debería haber sido algún ejecutivo de la entidad y no Pepelu o él quienes salieran a dar explicaciones, que como entrenador siente «la necesidad» de explicar sus decisiones a los aficionados, que son el «más valioso tesoro del Valencia».
«Creo que el club ha realizado los cauces apropiados, tomar la decisión, comunicarla y también cuál es la decisión deportiva. No me paro a pensar si lo hago por una cosa u otra», insistió Baraja. Asimismo, defendió las palabras de Pepelu, uno de los capitanes, que recalcó que el suceso había sido «una falta de respeto hacia el club y la afición» y señaló que Pepelu es «una voz autorizada en el vestuario» y que suscribe «al cien por cien su opinión», porque «hay determinadas cosas que no se pueden hacer». «El equipo no ha arrancado bien, tenemos que tener unos mínimos como profesionales, porque tenemos un escudo en el pecho y lo tenemos que respetar», concluyó.
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A Rafa Mir ya se le ha juzgado gracias a la nueva moralidad impuesta por la izquierda,aunque salga inocente