Alba Torrens, durante el encuentro con Última Hora en el Mercat de l'Olivar. | Teresa Ayuga

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A las puertas de los que serán sus últimos Juegos Olímpicos, los cuartos para marcar otro hito en la historia del deporte balear, Alba Torrens Salom (Binissalem, 1989) ya mira hacia París 2024. Y lo hace con la misma ilusión de aquella joven que hace 16 años volaba rumbo a Pekín, pero con un largo historial a sus espaldas. Tras un curso exitoso con el Valencia Basket, con el que ha renovado una temporada más, destila positivismo en la recta final de su carrera, buscando disfruta al máximo de cada momento.

- París 2024 serán sus cuartos Juegos Olímpicos. Algo que ninguna otra deportista ha logrado en Baleares. ¿Le dice algo este dato?
- No me he parado mucho a pensarlo. Al final, estás inmersa en el día a día, en la preparación, en el objetivo de llegar a los Juegos. No he hecho esa pausa para reflexionar en lo que significa. Lo que sí puedo decir es que me hace mucha ilusión, la misma que en mis primeros Juegos. Me acuerdo de la que tuve el día que supe que iba a ir a Pekín. Y lo que me alegra más es que no se ha perdido por el camino, que se siguen poniendo los pelos de punta al hablar de ello y pensar, hay algo especial en el estómago. No es como la primera vez, hemos cambiado mucho, pero por diferentes motivos o de otra manera, esa ilusión florece y eso me alegra a estas alturas de mi carrera.

- ¿Qué le aporta la selección que le ha hecho mantener ese compromiso siempre como prioridad?
- Es verdad que ha sido una de mis prioridades el compromiso y la responsabilidad de formar parte de este equipo. Es un equipo especial. Echo la vista atrás y veo ese objetivo en común, compartirlo con compañeras y amigas, con todos los que forman el equipo en las celebraciones. Va más allá de tí. Hablamos de un objetivo común de unir piezas, y de conseguirlo. A veces no, está claro. A lo largo de mi carrera, me ha llenado, me he sentido siempre parte de este equipo y sólo tengo palabras de agradecimiento por el cariño que me han dado y por seguir siendo parte de la selección.

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Alba Torrens, durante la entrevista. Foto: Teresa Ayuga

- Pese a las bajas o las renuncias, ¿cuáles son las opciones reales de España en esta cita olímpica?
- Yo soy una soñadora. No quiero hablar de imposibles. Pero también hay que ser realistas y a la hora de hablar del oro, Estados Unidos es el máximo favorito. Además, viene con todas las mejores jugadoras que están al máximo nivel y no hay discusión ahí. Mirando hacia dentro, estamos en un momento, estos últimos dos años, de cambio generacional, de transición. Pero pese a ello, el año pasado logramos una plata europea de mucho valor. Hablaría de éxito. Porque parece que sólo se ve cuando ganas el oro, pero en este caso, la plata significaba mucho. El equipo se había quedado fuera del Mundial, sin poder pelear por las medallas en Tokio… Dicen que el éxito también se mide cuando te levantas y el equipo lo ha hecho. Y en este momento de transición, o no tanto porque las jóvenes demuestran que son presente y que tienen nivel en sus clubes y la selección, se ganó la plata compitiendo con las mejores potencias europeas. Para estos Juegos, hay que prepararse lo mejor posible. Llegará la fase de grupos, en esos tres partidos vemos posibilidades de pasar a cuartos. Somos realistas y vemos un camino. Veremos si llegamos a los cuartos, porque van a sorteo, pero vamos a jugar con ese factor suerte y sonareños con llegar lo más lejos posible.

- Usted ha ganado una plata en Río 2016. ¿Qué supone ganar una medalla olímpica?
- Es uno de sus momentos que va más allá de las palabras. Sentí y sentimos, porque compartirlo lo lleva más allá, muchas cosas. Ha sido uno de los mejores momentos de mi carrera deportiva, sin duda. Por lo que significa. Es la élite del deporte mundial y tener la suerte de estar ahí, compartiendo una de tus pasiones con los mejores, deja un decorado precioso. Es difícil explicar lo que significó, pero para la selección femenina de baloncesto y para el deporte femenino en España fue un momento de demostrar que creímos, que los sueños se cumplen y que se consiguió eso que no hubiésemos imaginado años atrás. Rompimos esa barrera, ese límite. Y si tengo que elegir un momento de mi carrera, me quedo con ese.

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La baloncestista mallorquina, en el Mercat de l'Olivar de Palma. Foto: Teresa Ayuga

- Ya en la recta final de su carrera deportiva, entiendo que todo se disfruta de una manera más especial. Cada competición adquiere un cariz más emocional si cabe...
- Esa frase que dice que ‘los finales de las canciones sí que importan’, ¿no? Como decía, en cada momento tienes unas razones, unas motivaciones, unos por qués. Las que me llevan a preparar estos Juegos Olímpicos no son las mismas que en 2008, pero sí la emoción, la ilusión, los nervios. Y esto, al margen de todo lo que haya podido pensar, que pienso mucho, es lo que me dice sí, ves a por ello. El corazón late y si lo hace, hay que ir para adelante. Soy consciente de que el final está muy cerca y sí, he sentido a lo largo de los últimos años que he estado más presente, saboreando más cada momento. Y debería ser siempre así. Pero cuando eres joven, ves que hay muchas cosas más por venir y te preguntas cuál será la siguiente. Ahora, lo vives con más pausa, más calma, saboreando más. Estos últimos años los he disfrutado más, pero creo que es un proceso que antes desconocía y por eso lo disfrutaba de otra forma. Tengo muy presente el momento y no quiero saltarme ninguno. No quiero retirarme antes de retirarme, pero sí percibo que el final está cerca y por eso quiero disfrutar del momento sin saltarlo. Disfrutar el momento respetándolo, dando lo mejor de mí, algo que es innegociable. Mi rol cambia o cambiará en el equipo y hay que dar el máximo en cada uno de ellos.

- Estamos ante un año y unos Juegos marcados por el adiós de una generación de grandes deportistas. Rafael Nadal, Rudy Fernández, Sete Benavides, Melani Costa… ¿Qué le viene a la cabeza al formar parte de la mejor generación del deporte balear de la historia?
- Lo primero que siento es agradecimiento por haber formado parte de este grupo de deportistas, que cada uno en su modalidad ha perseguido sus sueños y metas, consiguiendo retos que pensábamos que no eran posibles desde Mallorca. Siento agradecimiento especialmente por poder vivir mi sueño durante tantos años. Y miro atrás y siento alegría en el conjunto. Ha habido momentos de todos los colores y texturas, pero esto es en el baloncesto y en la vida. Y haber podido estar con y contra las mejores jugadoras de mi deporte es un sueño hecho realidad.