Los jueces examinaron con lupa la foto de llegada antes de
rendirse a la evidencia de que no había forma de distinguir quién
había llegado tercero. Kim Collins, natural de San Cristóbal y
Nieves, y el estadounidense Shaun Crawford compartieron el tercer
cajón del podio con la misma marca que el medallista de plata, un
hecho inédito en carreras de alta competición. Dmitry Markov
presentó sus credenciales como pretendiente del trono del «zar de
la pértiga», Sergey Bubka. El australiano de origen ruso terminó
venciendo con 6'05 pero estuvo a punto de pagar cara su osadía
primera. Decidió reservarse con el listón en 5'55 y en 5'65 y sólo
al tercer intento superó los 5'75 metros.
Markov, nacionalizado australiano en mayo de 1999 como Viktor
Chistiakov, batió por 20 centímetros a otro atleta de origen ruso,
el israelí Aleksandr Averbuj, que por concurso se llevó la plata
pese a saltar 5'85, lo mismo que los tres atletas que le siguieron.
Sergey Bubka, campeón en los seis primeros mundiales hasta que en
Sevilla'99 fue destronado por el ruso Maksim Tarasov (ausente aquí
por lesión), asistió desde el palco como directivo de la IAAF a la
proclamación de Markov como tercer campeón mundial. Era el único
miembro del club de los seis metros en la final.
La rusa Olimpiada Ivanova, que cumplió dos años de suspensión
por dopaje tras obtener el segundo puesto en Atenas'97, ganó de
cabo a rabo la prueba de 20 kilómetros marcha en la que el 35 por
ciento (15 de 42) fueron descalificadas. Ivanova se puso en cabeza
desde la salida y se fue alejando ante la mirada impotente de sus
rivales.
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