En plena cuenta atrás del Gran Premi Nacional, un indisimulado
hormigueo recorre a Nicolau Tous i Palmer. Amanece el «día D» del
trote balear y las oficinas de l'Institut de l'Esport Hípic llevan
un buen puñado de semanas convertiras en un hervidero. Todo debe
estar a punto para una cita que aparece marcada en rojo en el
calendario y que concentrará en Son Pardo a millares y millares de
aficionados. La tradición adquiere una dimensión muy especial cada
tercer domingo de mayo y el trote acaba eclipsando a cualquier otro
acontecimiento.
Tous, que en septiembre cumplirá su tercer año al frente de
l'Institut Hípic, no admite comparaciones: «Para nosotros es como
pasar de la noche al día; la gente espera este día con una ilusión
muy especial y eso le convierte en un acontecimiento diferente a
todo. ¿Favoritos?. En el Gran Premi Nacional los pronósticos nunca
se cumplen. Ahí están los favoritos, pero ellos mismos son su
hándicap. Como suele decirse, espero que gane el mejor. El año
pasado nadie era más favorito que «Forever», pero no ganó. El
Nacional es así, puede pasar cualquier cosa. Poco importa el
pasado».
Bajo su mandato, el Hipódromo de Son Pardo ha cambiado su cara,
pero Tous estima prioritario realizar nuevas reformas «en una
instalación que ha quedado obsoleta. Ahora mismo el trote está a
punto de alcanzar un punto de inflexión. Las ayudas del Consell
Insular nos han permitido crear unas bases muy sólidas, pero es
fundamental que se ponga en marcha la Lototrot para seguir
creciendo. Durante los últimos años hemos hecho frente a una nueva
pista de competición, una nueva iluminación, se han informatizado
las apuestas y se ha creado una nueva infraestructura de cuadras,
pero deben realizarse nuevas mejoras. Estamos satisfechos de lo que
hemos conseguido hasta ahora, pero es imprescindible completar una
segunda fase de obras de mejor y eso pasa por la viabilidad
económica que nos debe aportar la Lototrot».
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