«Corea y España somos hermanos de fútbol», decía una de las
pancartas. El equipo de José Antonio Camacho regresó a la ciudad
donde comenzó su andadura en esta fase final, con el partido frente
a Eslovenia (que ganó por 3-1), y tuvo un recibimiento similar al
de hace veinte días, con las 'barras' locales y un grupo folklórico
de percusión, quienes no pararon de tocar sus instrumentos
musicales.
La llegada de los internacionales españoles al aeropuerto de
Gwangju, a donde arribaron tras partir a primera hora de la mañana
desde Ulsan, fue una auténtica revolución, puesto que además se
congregaron un buen número de seguidores que querían ver de cerca a
jugadores a los que admiran.
Algunos de los seguidores, que portaban banderas rojigualdas y
camisetas, tuvieron la oportunidad de que le fueran firmadas por
los jugadores desde el mismo autobús, ya que Javier de Pedro, de la
Real Sociedad, pudo abrir la última ventanilla y por ahí fue
pasando las prendas a sus compañeros.
Las 'barras' portaron, como es tradicional, varias pancartas, en
las que además de reflejar la hermandad entre ambas selecciones se
podían leer mensajes de ánimo a jugadores, como uno a la gran duda
de España para el partido de mañana: «Nuestro niño Raúl ojalá que
se recupere pronto».
Otras frases como «Esperamos que jueguen limpio sin cometer una
falta y sin herida» o «La selección española de fútbol. Hagan el
favor de mostrarnos buenísimo juego», completaban el panorama del
grupo de animadores locales.
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