El alcalde de Sóller, Ramon Socias, da la salida oficial a una de las pruebas disputadas ayer. Foto: PERE BOTA.

El alcalde de Sóller, Ramon Socias, da la salida oficial a una de las pruebas disputadas ayer. Foto: PERE BOTA.

19/08/02 0:00
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F. Fernández Las calles de Sóller volvieron a ser escenario de una prueba carismática dentro del panorama atlético mallorquín. La XXIII Cursa Popular Ciutat de Sóller, organizada por el Círculo Sollerense, permitió durante 8'9 kilómetros presenciar un espectáculo atlético de primer nivel. El atleta barcelonés Jordi Escoriza se impuso a los atletas locales con un tiempo de 28:01, dos segundos menos que Tòfol Castanyer, segundo en meta. Escoriza hacía trizas de esta manera las ilusiones locales y dejaba sin recompensa a los atletas de la Isla. Miquel Capó, otro de los especialistas y favoritos, se tuvo que conformar con un meritorio tercer puesto, finalizando los casi nueve kilómetros de carrera a veinticuatro segundos del vencedor.

Desde ese punto, un rosario de corredores fue compareciendo por la llegada, en la que un importante número de aficionados y curiosos se dieron cita dentro de una matinal de domingo en plenas fiestas estivales de la población de la Vall.

Llorenç Seguí, décimo en la prueba sénior, fue el solleric mejor clasificado, mientras que María Sancho se impuso en la competición femenina y el local Joan Navarro destacó en júniors. Las numerosas competiciones en las que los más pequeños de la casa eran los protagonistas fueron otro de los platos fuertes de la jornada. Desde los júniors hasta los benjamines todos los jóvenes atletas derrocharon entrega y ganas sobre el trazado solleric.

Uno de los puntos que deja ver la capacidad de convocatoria de la prueba es el elevado número de participantes extranjeros que en ella se dan cita. El danés Kim Hartmann, en categoría masculina, y Jane Halverson, gozaron del reconocimiento de la organización. Una vez más, y ya cerca del cuarto de siglo de la prueba, el Círculo Sollerense dejó constancia de su experiencia a la hora de poner en marcha eventos de este calibre, en los que la participación popular es elemental para apuntalar un poco más entre la masa social atlética una prueba con un peso y tradición sólidas.