El día después del Atlético no ha hecho otra cosa que recrudecer el
debate en el que se encuentra inmerso el Mallorca desde que la
pretemporada alzó la vista. Agarrado por las derrotas, el grupo de
Manzano parece observar con cierta incredulidad todo lo que se
mueve a su alrededor. Los números han convertido a la escuadra
balear en el peor equipo de la Liga, pero algunos futbolistas
consideran que se están acelerando los pasos.
«El domingo vamos a Bilbao y jugamos una final; después contra
el Espanyol tenemos otra y así sucesivamente», subrayó Leo Franco
con ciertas dosis de ironía durante su encuentro con los medios de
comunicación. David Cortés también hiló fino y su discurso fue
prácticamente idéntico. «A tenor de como se están desarrollando las
cosas, habrá que tomarse el partido de San Mamés como una final. De
todas formas, me parece que todavía quedan muchos partidos y mucho
tiempo para reaccionar», aseguró el lateral.
Detrás de las últimas declaraciones de los futbolistas, fechadas
después de una derrota especialmente hiriente, subyace una
generalizada impresión de desproporción. «Es cierto que los números
no dicen mucho a nuestra favor, pero yo tengo mucha confianza en
esta plantilla. Está más equilibrada que la de la temporada pasada
y está claro que todos esperamos mejorar. Creo que si tenemos algo
de suerte con las lesiones y esos pequeños aspectos que muchas
veces acaban inclinando la balanza, no tardaremos en dejar atrás
esta situación», añadió Leo Franco.
El guardameta argentino, héroe del último compromiso del
Mallorca pese a la violencia del marcador final, mantuvo durante la
mañana de ayer una larga reunión con su entrenador. Después de la
habitual charla de los lunes con toda la plantilla, Gregorio
Manzano y Franco se apartaron del grupo y conversaron durante algo
más de una hora. El entrenador restó trascendencia a este asunto,
aunque dejó entrever que había visto al jugador anímicamente
tocado.
«No creo que merezca mayor importancia de la que tiene. Leo no
es de esos futbolistas que se vienen abajo, pero siempre es bueno
hablar y eso es lo que hicimos», explicó el preparador balear. De
hecho, las imágenes de televisión desnudaron a un Franco
completamente abatido. Las traiciones defensivas fueron casi
continuas y el rostro que proyectó al final del partido era la de
un jugador hundido.
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