Manzano en una secuencia captada ayer en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio. Foto: T. MONSERRAT

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El día después del Atlético no ha hecho otra cosa que recrudecer el debate en el que se encuentra inmerso el Mallorca desde que la pretemporada alzó la vista. Agarrado por las derrotas, el grupo de Manzano parece observar con cierta incredulidad todo lo que se mueve a su alrededor. Los números han convertido a la escuadra balear en el peor equipo de la Liga, pero algunos futbolistas consideran que se están acelerando los pasos.

«El domingo vamos a Bilbao y jugamos una final; después contra el Espanyol tenemos otra y así sucesivamente», subrayó Leo Franco con ciertas dosis de ironía durante su encuentro con los medios de comunicación. David Cortés también hiló fino y su discurso fue prácticamente idéntico. «A tenor de como se están desarrollando las cosas, habrá que tomarse el partido de San Mamés como una final. De todas formas, me parece que todavía quedan muchos partidos y mucho tiempo para reaccionar», aseguró el lateral.

Detrás de las últimas declaraciones de los futbolistas, fechadas después de una derrota especialmente hiriente, subyace una generalizada impresión de desproporción. «Es cierto que los números no dicen mucho a nuestra favor, pero yo tengo mucha confianza en esta plantilla. Está más equilibrada que la de la temporada pasada y está claro que todos esperamos mejorar. Creo que si tenemos algo de suerte con las lesiones y esos pequeños aspectos que muchas veces acaban inclinando la balanza, no tardaremos en dejar atrás esta situación», añadió Leo Franco.

El guardameta argentino, héroe del último compromiso del Mallorca pese a la violencia del marcador final, mantuvo durante la mañana de ayer una larga reunión con su entrenador. Después de la habitual charla de los lunes con toda la plantilla, Gregorio Manzano y Franco se apartaron del grupo y conversaron durante algo más de una hora. El entrenador restó trascendencia a este asunto, aunque dejó entrever que había visto al jugador anímicamente tocado.

«No creo que merezca mayor importancia de la que tiene. Leo no es de esos futbolistas que se vienen abajo, pero siempre es bueno hablar y eso es lo que hicimos», explicó el preparador balear. De hecho, las imágenes de televisión desnudaron a un Franco completamente abatido. Las traiciones defensivas fueron casi continuas y el rostro que proyectó al final del partido era la de un jugador hundido.