«Ha sido una gran experiencia», comentó Nadal, «he aguantado
bien la presión y he sabido estar a la altura», dijo el jugador
mallorquín, quien ve no obstante su duelo contra Costa como un reto
muy difícil de superar. «Será muy difícil o casi imposible, porque
es el siete del mundo y yo ahora acabo de entrar entre los cien
primeros», dijo. Nadal confirmó que participará la semana próxima
en el torneo Conde de Godó gracias a una invitación especial de la
organización, y destacó de Montecarlo «el especial ambiente que se
vive, el gran público que acude a los partidos, y sobre todo el
gran nivel del torneo». Como el resto de los españoles, tiene su
punto de mira en Roland Garros, donde ha desechado participar en el
cuadro júnior para actuar en la fase previa del principal si es
necesario. «La de Montecarlo es incluso más difícil», dijo, «así
que espero también superar la de París».
Moyá y Costa sobrevolaron la primera ronda como si de un mero
trámite se tratara. El mallorquín, segundo favorito, se deshizo con
un doble 6-3 del belga Xavier Malisse, al que había ganado hace dos
meses en Copa Davis. Con esta victoria, Moyá dio el primer paso
para acceder a la final de Montecarlo, que el año pasado perdió
contra Juan Carlos Ferrero, lo que le privó de sumar a su palmarés
un título que ya había conseguido en 1998. En la segunda ronda, el
mallorquín jugará contra el sudafricano Wayne Ferreira, que tras
haberse deshecho del sueco Jonas Bjorkman (6-4, 2-6, 7-5), tratará
de repetir la victoria que logró contra Moyá en el único
enfrentamiento entre ambos, en el torneo de Roma en 1996. Por su
parte, Albert Costa se deshacía por un contundente doble 6-2 de
Davydenko.
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