Los servicios jurídicos tratarán de conseguir la división de la
cosa común, circunstancia que los copropietarios ya han dejado ver
en más de una oportunidad en sus reuniones periódicas, aunque
observando la gravedad de los hechos, y después de haber recurrido
la última resolución sobre este caso, se trabaja desde los
despachos de Son Moix para dejar de hacer uso del Lluís Sitjar
tanto si el proceso sigue su curso como si no lo hace, con lo que
sus copropietarios perderían la totalidad de los derechos fijados
en la sentencia del pasado 29 de noviembre. Las circunstancias han
obligado a reconducir la situación y plantearse el futuro de una
instalación fruto de innumerables comentarios sobre su enorme valor
urbanístico y cuyo mantenimiento supone un lastre para el Real
Mallorca. Los problemas que han tenido a lo largo de las últimas
temporadas los miembros de la Asociación de Copropietarios del
Lluís Sitjar y el Real Mallorca han pasado por diferentes fases,
aunque la vía legal que han seguido los primeros no parece haber
agradado en el seno del club, que ya ha puesto en marcha la
maquinaria legal para lograr la división de la cosa común, una
subasta pública que supondrá el primer paso en vistas a solucionar
un problema que se ha perpetuado en el tiempo y que ha generado
hondas fisuras entre las partes implicadas en un entramado legal
que finalizará con el Real Mallorca fuera de su hábitat natural y
con el que ha sido su hogar a disposición pública en el que se
antoja como el peor de los desenlaces deseados.
La sentencia en cuestión obligaba al Real Mallorca a facilitar a
los poseedores legítimos de títulos de propiedad del campo un pase
para presenciar los encuentros que como local dispute el conjunto
rojillo, en Son Moix u otro estadio, además de obligar a indemnizar
a los copropietarios que tuvieron que pasar por taquilla en las
últimas temporadas a la hora de hacerse con un abono, pese a que
algunos aceptaron la oferta planteada por el Real Mallorca, que les
entregó un pase vitalicio a cabio de ceder su título. Esta
obligación tiene vigor mientras la entidad haga uso regular del
estadio Lluís Sitjar, de cuya administración se responsabiliza a
día de hoy y que viene siendo escenario cada fin de semana de los
encuentros que disputa el filial de Toni Cazorla y el conjunto de
División de Honor Juvenil, además de ser lugar de entrenamiento de
algunos de los rivales ligueros del Mallorca. La Ciudad Deportiva
Antonio Asensio será la alternativa y para ello se acondicionará
para que a partir de la temporada 2004/05 sea escenario de sus
partidos oficiales, certificando el adiós oficial al Sitjar.
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