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La Copa del Rey exige la presencia del Mallorca. El club balear, cuya incursión en la competición del KO aparece siempre envuelta por un halo de romanticismo, se posiciona ante una reválida con una apariencia engañosa. El cuadro de Luis Aragonés afronta una final trasladada a unas fechas y un escenario poco habituales, porque se juega en noventa minutos y ante un rival imprevisible, su futuro en el torneo que le ha permitido disfrutar de los momentos más brillantes de su historia. El Levante, un equipo elaborado para buscar el ascenso que por el momento está cumpliendo fielmente con el guión, examina el tratado de intenciones isleño y calibra buena parte del rendimiento de la temporada (Ciutat de Valencia, Canal 9, 19.30 horas).

Luis Aragonés ya se ha referido en más de una ocasión a la importancia de la Copa y ayer apeló a la grandeza del escudo para solventar un compromiso en el que el grupo insular tiene la obligación de mostrar sus credenciales. Siendo fiel a lo que ha declarado en las últimas semanas, el preparador madrileño ha echado mano de su armamento más fiable y ha citado al grueso del vestuario para buscar la clasificación. De su habitual once tipo, sólo se han quedado en Palma Campano, Marcos, Fernando Niño y Leo Franco y todos ellos por motivos justificados. El interior sevillano permanecerá en la enfermería toda la semana y no ha llegado a tiempo de sumarse a la expedición, mientras que el central andaluz y el medio mallorquín arrastran ligeras molestias y Aragonés no ha querido forzar su puesta a punto porque administra elementos suficientes para cubrir esas bajas. El cambio en la portería es un simple ejercicio de rotación y responde a una intención de repartir minutos entre los cancerberos que habitan en la plantilla.

Con todo esto y dispuesto a evitar los sobresaltos que genera la competición, el Mallorca saldrá al campo convencido de su superioridad, pero receloso de un enemigo espoleado por su propio carácter que espera seguir coleccionando elogios por su manera de cumplir sobre el tapete. El Levante afronta la eliminatoria sin complejos y obviando la diferencia de categoría. Su técnico, el ex-jugador del Mallorca Manuel Preciado, confía plenamente en lo que puedan ofrecer sus hombres y espera apoyarse más que nunca en el hecho de actuar como local en un confrontación a partido único. El técnico cántabro realizará algún que otro cambio en su pizarra pensando en el campeonato regular, pero tampoco renuncia a seguir consumiendo etapas en la Copa y es optimista cuando se le pregunta acerca de una posible sorpresa. No en vano, su equipo es segundo en la división de plata y todavía no ha perdido ningún partido en casa. Su entramado defensivo es de los más consistentes del fútbol español y destaca por ser el segundo equipo que menos goles encaja -seis- de todos lo que integran las categorías nacionales. Por si fuera poco, su caseta está iluminada por nombres de peso -Cuéllar, Sandro o Rivera- y su nivel de experiencia ante la presión se halla fuera de toda duda.