Buades sujeta a Samuel Etoo en una acción del partido. Foto: MONSERRAT

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Fue un partido más plano que un folio, casi miserable, rácano. Ayer en Son Moix no pasó nada de nada, porque se cruzaron las prisas de uno y las limitaciones de otro, y eso sumó un tostón. En parte porque el Mallorca se atascó en cada ataque, en cada transición. También porque el Albacete ni siquiera lo intentó, preocupado como estaba en sellar las bandas y en darle la pelota a Aranda, el único futbolista con un cierto sentido de la verticalidad en ese equipo. Con todo cortocircuitado, trabado, resultó difícil encontrar algo que echarse a la boca, acaso alguna carrera de Nené o el estreno de Ramis, que tuvo una tarde plácida. Da la sensación de que es un futbolista de futuro porque tiene determinación, arrestos y mucha calidad, pero vivió un partido tan liviano que habrá que esperar a que alguien le zurre de verdad para conocer su verdadero nivel.

Y en esas se movieron Mallorca y Albacete, equipos de perfil similar. Los isleños tratando de inclinar el campo hacia la izquierda, donde Nené acaba mal todo lo que empieza bien. Es el brasileño un tipo con un regate acicalado, pero que ha abandonado su remate. Lleva varias semanas intentando meterse a la hinchada en el bolsillo y por eso dispara desde cualquier ubicación, desde cualquier ángulo, siempre en busca de un gol que le permita crecer. Ayer se acercó, pero sigue sin dar con el sitio correcto. Mientras, el equipo de Ferrando tiene suficiente con escupir todo lo que le llega al área -sus centrales son igual de apañados que los del Mallorca- y esperar que Aranda haga una genialidad.

Con todo, fue lo único rescatable de una cita que ha demostrado que Pereyra es un gran recuperador, pero que necesita un socio que se maneje bien en el trato del balón. Colsa se volvió a mover bien por el círculo central equilibrando al equipo, pero se le exige algo más. Etoo se hartó de esperar que le llegara la pelota y dio un paso atrás en busca de algo que morder, mientras Delibasic hace un par de semanas que no tiene a qué hincarle el diente. Sin un buen pasador y con las bandas extraviadas -Campano nunca encaró y Nené apenas pudo desbordar-, el serbio da la sensación que tiene poco que ofrecer, y el equipo lo nota.

A poco que tuviera alguien cerca, el madrileño seguro que engordaría sus registros. Pero el Albacete es así, uno de esos conjuntos timoratos y acomplejados que juegan con un solo hombre en punta. Luego, cuando el descenso es algo tangible, casi siempre a falta de diez jornadas, es cuando sus técnicos se atreven con todo y claro, empiezan a sumar pero tarde. Leo Franco apenas tuvo que esforzarse en una incursión de Pacheco en el minuto 24 tras combinar bien en el área grande, pero luego se limitó a ver el partido. Fue el único momento en el que el encuentro tuvo algo de cuerpo, porque a la jugada siguiente Nadal conectó un buen remate de cabeza que Almunia desvió tras una felina intervención.

El Mallorca no había dado señales de vida en ataque hasta entonces, acaso un tiro alto de Etoo a poco del arranque. El camerunés se dio cuenta pronto de que la cita era importante y apenas se abrió la persiana del partido asomó la cabeza. El africano sigue igual de comprometido, y se movió de izquierda a derecha, dibujando desmarques imposibles. En fin, algo que reventara la tarde. Tampoco lo logró, porque Pablo y el mallorquín Buades siempre dieron con la fórmula. El partido no tuvo buena pinta desde el inicio, pero se empezó a deteriorar cuando superó la primera media hora. Fue tras otro zurdazo de Nené que se perdió en la pista de atletismo. Entonces la grada empezó a irritarse y todo tuvo otra temperatura, más fría.

El segundo tiempo no hizo sino descubrir que todo iba a seguir igual. Se convirtió en un mal epílogo del primero, porque tras el descanso las opciones de marcar descendieron, algo que parecía imposible. La mejor la volvió a tener Nené, que se encontró con un buen servicio de Etoo desde la derecha y que lanzó un zapatazo que le sacó astillas al poste de la portería de Almunia. Circulaba el minuto 66 de partido y el resto se podía haber suprimido. Entraron Correa, Finidi y Perera pero el escenario era el mismo. Sólo los arreones del extremeño les dieron algo de vida a los mallorquinistas, que empezaron a creer que se podían llevar el botín. Además, Parri se lesionó y el Albacete había agotado el cupo de cambios, por lo que el Mallorca dio un paso al frente y se obsesionó con alterar el marcador. Pero sólo un disparo de Etoo a poco del cierre, repelido nuevamente por Almunia, pudo haber cambiado el guión.