La Policía halló en el cuarto, donde residía desde el pasado 9
de febrero, varias cajas de fármacos, una de ellas al parecer para
tratar la ansiedad. Su muerte se debió a un paro cardiaco, cuya
naturaleza se determinará con la autopsia, según el atestado del
médico forense que acudió al hotel-residencia donde se encontró el
cuerpo sin vida del corredor. La autopsia, pues, deberá determinar
si dicho paro cardiaco se debió a la ingestión de un elevado número
de psicofármacos, con lo que se podría apuntar la hipótesis de un
suicido; o bien al mal efecto de algunas pastillas tomadas sin
ánimo de acabar con su vida.
Desde el inicio de la investigación, se descartó que la muerte
fuese violenta o hubiese involucrada una segunda persona. Según el
fiscal de Rimini, Paolo Gengarelli, quien realizó el primer
reconocimiento del lugar del deceso junto al médico forense,
Francesco Toni, no fueron encontrados restos de sustancias
estupefacientes. Pero las sosprechas se confirmaron, pues se
hallaron varias cajas de fármacos ansiolíticos. Los antidepresivos,
según han informado fuentes de la investigación, son de varios
tipos, por lo que parece seguro que Pantani habría hecho uso de
ellos en los días anteriores a su muerte.
Los fármacos encontrados en la habitación de Pantani son, al
menos, de tres tipos distintos y entre ellos estarían el
ansiolítico «Control», el antidepresivo «Surmontil» y el hipnótico
y sedativo «Flunox». Algunas de las cajas habrían sido encontradas
vacías mientras otras estarían aún sin utilizar. La presencia de
estos tipos distintos de psicofármacos, según se cita de fuentes de
la investigación, parecen apuntar la hipótesis de que la muerte de
Pantani haya podido deberse a haber tomado una mezcla de ellos. Por
su parte el médico forense ha excluido totalmente la posibilidad de
una muerte provocada por la acción de otra persona.
Sus conocidos, según han relatado en medios locales, habían
advertido este mismo comportamiento en fechas recientes.
El corredor, que alcanzó la gloria en 1998, con el triunfo en
dos de las tres grandes vueltas del panorama ciclista mundial,
sufrió un gran mazazo el 5 de junio de 1999, cuando, en la etapa de
Madonna di Campiglio, fue apartado del Giro de Italia al dar una
tasa de hematócrito en sangre superior en un dos por ciento a la
permitida. Ahí empezó el auténtico vía crucis de «Il elefantino».
Su nombre figuró en una serie de investigaciones policiales y
judiciales que le fueron encerrando cada vez más en sí mismo y
alejando del mundo del ciclismo.
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