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Dos equipos en plena cuesta abajo se citan hoy en El Sadar en un encuentro mediatizado por la climatología. La nieve caída en las últimas horas sobre Pamplona, que la expedición mallorquina comprobó a su llegada al aeropuerto navarro, ha puesto en alerta la disputa del encuentro. En la víspera, no obstante, las previsiones eran optimistas. «Se jugará, seguro que se jugará», reiteraban los expedicionarios mientras se resguardaban de una fina lluvia de aguanieve que caía sobre la capital navarra.

Con la incertidumbre en el transfondo de la cita, el Mallorca se exige la victoria para huir del peligro de forma definitiva, olvidarse de las penurias clasificatorias y poner rumbo al norte de la Liga.

Esta tarde visita a un Osasuna que mantiene un errático rumbo después de destrozar pronósticos y coleccionar portadas en la primera vuelta del campeonato. El equipo navarro sólo ha ganado uno de los nueve últimos partidos -una racha idéntica a la que presenta el grupo de Luis Aragonés- y en El Sadar, donde Atlético y Deportivo doblaron la rodilla y el Real Madrid sólo pudo atrapar un punto, no celebra una victoria desde el pasado 6 de diciembre, cuando tumbó al Celta. Claro que el Mallorca tampoco está para lanzar cohetes. Y aunque el pasado domingo selló su portería, sigue oliendo el peligro.

No en vano podría volver a merodear las arenas movedizas si hoy pierde en Pamplona. En el plano deportivo, Luis Aragonés no retocará el once por primera vez en las quince últimas jornadas. El técnico madrileño apostará por la continuidad y mantendrá de inicio a los once jugadores que no pasaron del marcador inicial ante el Albacete hace siete días. La apuesta de Iván Ramis y Miquel Àngel Nadal en el centro de la zaga le dio resultado y no quiere cambiar.