El conjunto bávaro ha vencido siempre al madrileño en su feudo
del estadio Olímpico, aunque esas victorias a veces han resultado
insuficientes y esas derrotas han permitido al equipo español
superar la eliminatoria, como en el último precedente, en la
campaña 2001-02.
Múnich es, por lo tanto, una ciudad esquiva para el Real Madrid,
uno de esos raros puntos negros que tiene en su extensa y dilatada
andadura europea, porque de una manera o de otra nunca ha podido
evitar la derrota.
La atmósfera que rodea al estadio Olímpico se transforma en
estos enfrentamientos. Lejos del ambiente casi frío de otros
partidos, los graderíos se convierten en una caldera de
enfervorizados seguidores que embruja a los futbolistas: a los del
Bayern los espolea y a los del Real los paraliza.
El Real Madrid ha sufrido desde goleadas contundentes a derrotas
ajustadas. Ni siquiera le ha valido tomar la delantera en el
marcador, tener el partido controlado y enfocar la recta final del
choque en ventaja, como en su última visita, porque
irremediablemente ha terminado doblando la rodilla.
La del martes será la primera vez que ambos acorazados del
fútbol europeo, que reúnen entre ambos trece entorchados en la
máxima competición continental, se encuentren en una eliminatoria
de octavos de final.
La discreta primera fase del Bayern le abocó a la segunda plaza
de su grupo tras el Olympique de Lyon y el sorteo dictó este choque
de trenes.
Hasta ahora, con la excepción de los partidos que dirimieron en
la segunda liguilla de la campaña 1999-00, bávaros y madridistas se
habían medido en semifinales o en cuartos de final, con suerte
dispar pero con un dato invariable: victoria del Bayern en el
Olímpico.
En la primera visita del Real Madrid, en la vuelta de las
semifinales de la temporada 1975-76, Torpedo Müller, con dos goles
en la primera mitad, cortó las alas al conjunto de Miljan Miljanic,
que acabó en inferioridad por la expulsión de Amancio Amaro tras
desplazar un balón lejos después de que el árbitro señalizase una
falta.
Como no podía ser menos, estos duelos han sido pródigos en
anécdotas, que comenzaron en la ida, cuando un aficionado, conocido
como «el loco de Chamartín», saltó al campo y agredió al colegiado
austríaco Linemayer, quien no había señalizado un penalti a Carlos
Alonso Santillana y el partido terminaba con 1-1. Este hecho le
costó al club blanco la clausura del Bernabéu por dos partidos.
Pero es que en la vuelta, los jugadores madridistas también
recuerdan cómo Sepp Maier, el mítico arquero del Bayern y de
Alemania, saltó al campo comiendo pan. Algunos futbolistas del Real
lo entendieron como un acto de soberbia, ya que les quería decir:
«Sois pan comido».
Once años después, en las semifinales de la edición 1986-87, la
ida se disputó en el Olímpico. El Real, en el que se había abierto
hueco ya la Quinta del Buitre, sucumbió por 4-1 en un choque muy
polémico, porque el malogrado Juan Gómez «Juanito», sacó su
carácter más díscolo y fue expulsado por pisar la cabeza de Lothar
Matthaeus, porque Mino también se retiró a los vestuarios en el
segundo tiempo y porque la actuación del colegiado escocés
Valentine fue muy criticada desde Madrid.
Si ese resultado sentenció la eliminatoria, en los cuartos de
final de la siguiente campaña el Real Madrid se tomó cumplida
revancha y superó por primera vez en el global al Bayern que
dirigía Jupp Heynckes, años después técnico blanco.
Los bávaros, comandados por Matthaeus, el meta belga Jean Marie
Pfaff y Klaus Augenthaler, aprovecharon el final del primer tiempo
y el inicio del segundo para situarse con un 3-0, pero el Real
Madrid en esta ocasión no se desmoronó y en un final pletórico, con
goles de Emilio Butragueño y Hugo Sánchez -de falta muy esquinada,
que sus compañeros no querían que lanzase directa- lograron
mantener con vida la eliminatoria, que se decantó del lado español
en el Bernabéu con un 2-0.
Hubo que esperar más de una década para que ambos se volvieran a
ver las caras. Quizá por ello, el azar hizo que se enfrentaran en
la segunda liguilla de clasificación y en las semifinales.
El Bayern venció los dos encuentros de la ronda previa, 2-4 en
el Bernabéu y 4-1 en el Olímpico en sendas lecciones, pero las
semifinales fueron otra cosa.
El francés Nicolas Anelka y Raúl González firmaron el triunfo
madridista en la ida (2-0), y en la vuelta el delantero galo, con
un gol de cabeza a los 31 minutos rubricó el acceso a la final,
aunque, como no podía ser menos, el Bayern, gracias a un tanto del
brasileño Giovane Elber, al menos salvó su fortín y venció por
2-1.
Otra diana de Elber, en este caso en el Bernabéu, firmó el
principio del fin del Real Madrid europeo a la campaña siguiente
(2000-01), porque el 0-1 de la ida tuvo su continuidad en el
Olímpico con otro 2-1 para el campeón germano.
El portugués Luis Figo parecía dar vida al Real Madrid al
equilibrar el tempranero gol de Elber, pero un veterano como Jens
Jeremies, con un disparo lejano y colocado, dio una nueva victoria
al Bayern y su pase a la final, en la que superó al Valencia, que
en la edición precedente también había caído en el encuentro
definitivo ante el equipo de Vicente del Bosque.
Revancha
Y como la vida sigue y el fútbol siempre da opción a la revancha,
en la campaña 2001-02, los cuartos de final depararon otro
encuentro, hasta ahora el último, con otro 2-1 en Múnich pero con
la remontada madridista en el Bernabéu (2-0).
El camerunés Geremi Njitap, ahora en el Chelsea inglés, fue la
gran sorpresa en la alineación inicial madridista en Múnich. No
contento con ello, fue el encargado de inaugurar el marcador a los
once minutos con un disparo lejano.
El Real mandó y controló, pero no sentenció, y en la ofensiva
final, a la heroica, el Bayern remontó con tantos de Stefan
Effenberg, quien había malogrado antes un penalti, y del peruano
Claudio Pizarro.
Al equipo de Del Bosque, sin embargo, le salvó el tanto de
Geremi y la vuelta en casa, donde Iván Helguera y José María
Gutiérrez «Guti» metieron a su equipo en la final de Glasgow, en la
que logró la Novena ante el Bayer Leverkusen.
El balance general en cuanto a partidos es favorable al Bayern,
que ha ganado nueve de los catorce disputados ante el Real Madrid,
pero por lo que respecta a las eliminatorias el marcador refleja un
empate a tres, igualada que volverá a romperse tras estos dos
electrizantes nuevos enfrentamientos.
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