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Efe|HUNGRORING
La escudería Ferrari realizó ayer su séptimo doblete de la temporada, al imponerse en el Gran Premio de Hungría con el alemán Michael Schumacher y el brasileño Rubens Barrichello por delante de Fernando Alonso (Renault), y sumó su decimocuarto título mundial de constructores, sexto consecutivo. La carrera de los Ferrari, y de Michael Schumacher en particular, volvió a ser perfecta. Primera fila de salida, primera posición de principio a fin de carrera y vuelta rápida, este fue el balance aplastante de los coches rojos en este Gran Premio de Hungría.

El único momento delicado para los Ferrari al darse la salida, cuando Fernando Alonso se enfiló entre los dos BAR-Honda del japonés Takuma Sato y el británico Jenson Button e intentó también superar a Barrichello en la primera curva, pero el brasileño le cerró la puerta y a partir de ese momento se terminó la carrera. Los Ferrari de Michael Schumacher y Rubens Barrichello se fueron destacando paulatinamente en cabeza de la prueba y Fernando Alonso se quedó en tierra de nadie, con un Juan Pablo Montoya (Williams-BMW), autor de una magnífica salida que le llevó desde la séptima a la cuarta posición, que conservaría hasta el final.

Autores de una salida mediocre Takuma Sato y Jenson Button, que partían desde la segunda fila, quedaron relegados a la octava y quinta posición respectivamente y el japonés logró remontar gracias a las paradas para repostar. La carrera careció de toda emoción y fue una procesión de coches, mientras que Michael Schumacher, quizá recordando la humillación sufrida el pasado año cuando Fernando Alonso le sacó una vuelta de ventaja a siete vueltas del final, imponía un ritmo muy fuerte, quizá con la intención de devolverle la jugada al español.