Cúper se ata los cordones durante un entrenamiento. Foto: MONSERRAT

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Héctor Raúl Cúper está viviendo su particular annus horribilis en el banquillo de Son Moix. Desde que decidiera colgar las botas y cambiar el terreno de juego por la pizarra, el argentino ha trabajado en 19 proyectos distintos y en ninguno de ellos había protagonizado una apertura tan raquítica como la que abandera el Mallorca 05-06. Por primera vez, un equipo con su sello supera la decena de goles encajados durante las seis jornadas iniciales, un detalle que se ha convertido en el principal lastre de los rojillos y que le hace llegar a este punto de la competición con las fuerzas tna justas. Una demasiada pesada para los rojillos y una tarjeta de presentación irreconocible para el técnico, que ha pasado de pelear por prestigios títulos continentales a intentar sostener a un equipo que lleva varios meses de travesía por el desierto.

La dinámica se mantuvo la temporada siguiente. El Mallorca perdía explosividad con respecto al año anterior -sólo llevaba seis goles-, pero a su vez ganaba en prestaciones defensivas y en oficio. Sólo dos goles recibidos alaban el magnífico trabajo defensivo de ese inicio de curso, en el que los baleares seguían invictos. El arranque más parecido al actual que ha vivido Cúper en España se trazó a su llegada a Mestalla. El argentino enlazó varias derrotas consecutivas y no estrenó su casillero hasta la quinta jornada, en la que arañó un punto frente al Valladolid. Ya en la sexta, el cuadro ché se midió al Madrid en el Bernabéu y dio buena cuenta del Madrid entonces dirigido por John Toshack, al que derrotó por 2-3.

El de Chabas aterrizó en Europa en el año 97 y desde entonces se había distinguido del resto por su excelente capacidad de trabajo y por la disciplina defensiva que adquirían sus equipos, tal y como demostró en la Isla durante su primera toma de contacto con el fútbol del viejo continente. Su fórmula deparó unos resultados brillantes y en su primera aventura rojilla los seis primeros partidos habían sido ya un punto de apoyo importante. A estas alturas, su formación amontonaba 15 goles a favor, ocho en contra, tres victorias y sólo una derrota, un hecho que le disparó al estrellato mediático y que le elevó al papel de héroe entre la masa social mallorquinista.