Con apenas 15 años, Rosdor, una firma de galletas mallorquina,
contrató a Rafael Nadal para rodar su primer anuncio. Era la
primera gran apuesta de una marca por el tenista mallorquín. Nike,
Babolat, Kia y Cola-Cao fueron incorporándose a la nómina de
empresas que patrocinan al fenómeno de la ATP. Hoy, es el rostro
más perseguido. La temporada que ha firmado el jugador balear (79
partidos ganados, once títulos) ha provocado que muchas compañías
quieran contar con su imagen y se prevé que cinco nuevos sponsors
se sumen a los cinco ya existentes.
Puig le ha diseñado una colonia, en poco más de una semana va a
rodar un anuncio para una firma internacional de pasta
(alimentación), y en breve podría firmar contrato con una
multinacional telefónica, una marca de ropa y otra de relojes.
Parece imposible calcular la dimensión que está adquiriendo la
figura de Rafael Nadal. La ATP no esconde que su irrupción sólo es
comparable a la de Andre Agassi. Es el tenista con mayor
repercusión mundial, por encima de Roger Federer. Y uno de los
deportistas de moda.
Su temporada es impresionante. Sólo coincidir con la mejor
versión de Federer le ha impedido todavía ser el número uno del
mundo, aunque las firmas se lo están rifando. Su caracter combativo
en la pista y humilde fuera de ella le han convertido en el mejor
ejemplo para los jóvenes. Le gusta a todo el mundo. Las jovencitas
se enamoran de él. Los chicos lo toman como ejemplo a seguir. Y los
padres ven en el manacorí un modelo sano a imitar.
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