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Diecinueve meses después de entregar las armas. 578 días más tarde de echar el lazo a su segunda etapa en el Mallorca con una dimisión inesperada que sacudió al mallorquinismo, Héctor Raúl Cúper (Chabas, Argentina, 1955) da la cara. El entrenador argentino abrió las puertas de su nueva casa, la Ciudad Deportiva del Real Betis Balompié, y concedió una entrevista exclusiva a Última Hora para esparcir sus nuevas sensaciones como técnico del Betis y despejar algunas de las incógnitas que rodearon su renuncia al banquillo bermellón el 13 de febrero de 2006. Parco en palabras, Cúper asume toda la responsabilidad, aunque reconoce que no supo transmitir la convicción necesaria al grupo y que el vínculo afectivo que siente por los colores rojillos «jugó en mi contra». Rodeado de los colores verdiblancos y con la imagen de Jesús del Gran Poder presidiendo el encuentro, Cúper expande un discurso conocido, pero retocado. Es un Cúper menos duro y más comunicativo.

"Cúper ha vuelto
"Ya era hora. Después de un tiempo de descanso, el cuerpo y el alma empiezan a pedir la actividad. Es lo que tiene el fútbol. Uno se toma un periodo sabático cuando las cosas no salen y debe irse de un club. A veces viene bien un descanso porque cuando observas el fútbol desde fuera las pulsaciones bajan y la autocrítica es mucho más sincera. Se ven las cosas más claras y encuentras ciertas situaciones de por qué ocurrió esto o aquello.

"¿Ha sido muy autocrítico consigo mismo?
"Siempre he sido muy autocrítico pero no porque me guste hacerlo, sino porque es la mejor manera de que uno pueda mejorar, pueda ir superando las etapas que no solamente tienen que ver con la parte futbolística, sino también con la parte humana. Hay que ir adaptándose a ciertos cambios, renunciar a ciertas cosas y modificar el discurso, por ejemplo, con los jóvenes. Hay que entrarles de otra manera. Por eso digo que no entrenar me permite valorar aquello que se hizo bien o mal.

"¿En qué ha sido más crítico?
"En todo lo que tenga que ver con la convicencia. No siempre la misma suma o la misma resta sirve para un equipo que para otro. Hay distintas formas de manejar un vestuario y he aprendido que lo que para un equipo sirve, para otro no vale. Y esto va a seguir evolucionando hasta el infinito. Hay momentos que debes tener mano dura y otros, no. Cuando digo mano dura me refiero a una cierta disciplina de grupo. Los jóvenes van cambiando, la psicología va cambiando, el mundo va cambiando... Nosotros, los entrenadores, nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos.

"En esa transformación de la que habla, ¿se puede decir que su rol ha cambiado?
"Mi rol no ha cambiado tanto, aunque existen algunas diferencias. Sigo siendo el que marca las pautas, el que exige, el que muchas veces afloja, el que otras tensa la cuerda. Pero ese es el equilibrio que hay que tener. Siempre es el entrenador el que marca las pautas porque nunca me gustó la anarquía. Para asumir las responsabilidades hay alguien que deber marcar las directrices. Eso no cambia y no tiene por qué cambiar. Es como los proyectos a largo plazo. Está bien como estímulo o como posibilidad, pero sabemos que el proyecto siempre es a corto plazo. Siempre. Si el corto plazo va bien, ahí empieza a jugar el largo plazo. El largo plazo nunca es viable si no están los resultados.

"Ha vuelto a un club importante de la Liga española. Tuvo opciones de ir a Grecia, pero da la impresión que quería entrenar en España o Italia?
"Cuando dejé el Mallorca, siempre quise quedarme en España. Por encima de Italia incluso. Me gusta la Liga Española y, si he dicho que no a algunas cosas, ha sido porque pensaba que podía seguir esperando un poco más porque también tiene que ver con la parte personal. Yo quería un equipo español, pero a lo mejor pasa el tiempo y no llega nadie y hay un momento que ya quieres comenzar a dirigir. Rechacé algunas cosas de la Liga española y el Betis fue algo muy bueno. Es un club que tiene una convocatoria increíble. Desde fuera se supone, pero cuando estás aquí te das cuenta de la cantidad de gente que tiene detrás esta ciudad con los dos clubes. Hay una olla hirviendo constante que da mucha sensación de pasión, que es lo que tiene el fútbol.

"¿Le recuerda al fútbol argentino?
"Sobre todo porque hay dos equipos en la misma ciudad y, por sí mismo, hay una rivalidad y un convivir diario que gusta siempre que no se pasen los límites.