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Tolo Jaume Los ecos del estadio Qi Zhong del Masters de Shanghai aún resuenan mientras Estados Unidos y Rusia pelean en Portland por la Copa Davis. El planeta tenis no se detiene y Rafael Nadal ya ha agotado las vacaciones para iniciar un nuevo curso. Después de su mejor año, el tenista mallorquín, que compite en el Masters Nacional que termina hoy en Málaga, ya ha empezado la pretemporada con la vista puesta en el próximo 28 de diciembre. El torneo de Chennai (La India) será la primera parada del constante viaje en el que se embarca año tras año el manacorí, que echa la mirada atrás para valorar otro ejercicio en el que se ha consolidado como número dos del mundo.

El tenista mallorquín acumula 123 semanas instalado en el segundo escalón de la ATP al que accedió en julio de 2005. Precisamente la temporada de su explosión, 2005, es posiblemente su curso más brillante por los once títulos que introdujo en sus vitrinas, pero 2007 ha sido el más completo del tricampeón de Roland Garros merced a las excelentes prestaciones exhibidas en todas las superficies y a su mayor puntuación en una campaña. Su tercera Copa de los Mosqueteros comparte protagonismo con los éxitos cosechados en los Masters Series de Indian Wells, Montecarlo y Roma y en los torneos de Barcelona y Stuttgart en una campaña en la que ha repetido final en Wimbledon y en la que ha acariciado la victoria en los Masters Series de Hamburgo y París-Bercy.

Rafael Nadal ha sumado más puntos que nunca (5.735 puntos en la ATP y 1.147 puntos en la Carrera de Campeones) y por primera vez se colocó a menos de mil de Roger Federer. Alcanzar el número uno no es una obsesión para el equipo de trabajo del mallorquín y mucho menos teniendo en cuenta la hegemonía que ha impuesto el jugador suizo. El manacorí podría tener opciones de asaltar el trono de Federer en el próximo Open de Australia y un triunfo en las Antípodas le impulsaría a lo más alto de la clasificación.

En cualquier otra temporada los puntos que ha cosechado en 2007 habrían sido más que suficientes para ser el número uno del mundo. Sólo la coincidencia en el tiempo con un fuera de serie como Roger Federer ha privado al mallorquín de igualar el hito alcanzado por su amigo y referente Carlos Moyà.

En el primer grande de la temporada buscará mejorar los cuartos de final que firmó el pasado mes de enero, cuando unos problemas en el pie izquierdo lastraron su participación. El tobillo zurdo, que sufrió su primera lesión grave en Estoril en 2004 y que en el TMS de Madrid en 2005 padeció una recaída, se ha convertido en un dolor de cabeza crónico para el mallorquín, pero en un dolor de cabeza que no le impidió repetir los éxitos de 2006 e incluso mejorar los resultados en otras superficies. Rafael Nadal empezó a sonreír en Indian Wells imponiéndose a Novak Djokovic en la final y podría haber multiplicado su alegría si el propio tenista serbio y a la postre número tres del mundo no le hubiera frenado en cuartos de final del Masters Series de Miami. Su primer paso por Estados Unidos hacía albergar esperanzas de cara al tramo final del curso.

El mallorquín volvía a superar las expectativas y mucho más con su aterrizaje en la tierra batida. La temporada entraba en la superficie predilecta del balear y éste volvía a dejar a las claras su supremacía en la arcilla. Bien es cierto que el número uno sigue lejos, pero de lo que no hay duda es que Nadal es el número uno del mundo sobre tierra batida. En 2007 elevó hasta los 81 los triunfos consecutivos sobre arcilla pulverizando el registro que estaba en poder de Guillermo Vilas y situándolo en unas cifras prácticamente inalcanzables para el resto de mortales. Repitió sus triunfos de la campaña 2006 (Montecarlo, Barcelona y Roma) sobre los torneos que se disputaron sobre el polvo de ladrillo, pero tuvo que ser Federer el que frenara su racha triunfal en la final del Masters Series de Hamburgo.