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Dani Güiza tiene una asignatura pendiente. Es el gran flotador del Mallorca, su faro en ataque, el máximo goleador nacional de la Liga y el nueve en funciones de la selección española. Sin embargo, hay un camino que se le resiste. A pesar de los once tantos que guarda en la mochila, el jerezano sólo ha perforado en dos ocasiones la portería del ONO Estadi en lo que ha transcurrido de temporada y quiere solucionarlo.

El internacional abrió el curso a lo grande. Aprovechó la jornada inaugural ante el Levante para quitarle el precinto a su cuenta y dirigió por primera vez su arco a las gradas de Son Moix, con las que celebró el inicio más brillante de los últimos tiempos. A partir de ahí, siguió cosechando crédito, pero siempre desde la distancia. Atlético de Madrid, Almería y Recreativo de Huelva engordaron la lista de víctimas durante las semanas posteriores, aunque los visitantes del Camí dels Reis (Villarreal y Valladolid) se escapaban ilesos. El gaditano recuperó la pólvora en casa coincidiendo con la visita del Espanyol (27 de octubre de 2007) y desde entonces, ha reservado todas sus flechas para los desplazamientos.

Güiza, como todos los delanteros, vive alineado con las rachas y en estos momentos empieza a impacientarse. Sorprendió dos veces a Kujovic en el Ciutat de Valencia, pero fue incapaz de causarle un solo arañazo a Abbiati (Atlético de Madrid) y Diego López (Villarreal). En el ejercicio actual ha llegado a pasar hasta cuatro jornadas en blanco (frente a Sevilla, Murcia, Racing y Athletic), aunque no quiere que vuelva a repetirse y ya ha señalado al brasileño Alves, considerado además como uno de los jugadores revelación del torneo liguero.

Güiza llega con varios kilómetros de más en las piernas, los que recorrió el miércoles en La Rosaleda para sustituir a Fernando Torres. Su sueño es agarrarse a la roja y estar en la Eurocopa de Austria y Suiza, por lo que no hay tiempo que perder. La defensa del Almería puede prepararse.