Juan Arango y Ortiz intentan hacerse con el balón durante el partido de la primera vuelta. Foto: FRANCISCO BONILLA

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Con el pulso estable y sus argumentos totalmente reciclados, el Mallorca vuelve a subirse a uno de esos trampolines que la Liga tiene repartidos por el camino. Los de Gregorio Manzano, que no muerden el polvo en el campeonato desde el pasado 5 de enero, tienen la posibilidad de aparcar otra vez sus miedos y acostarse en la zona más cálida de la clasificación. El único problema es que para conseguirlo tendrá que amordazar a uno de los equipos mejor cocinados de toda la Primera división. El Almería de Unai Emery, que en los últimos meses ha cambiado el disfraz de cenicienta por el de ogro, marcará las nuevas coordenadas del conjunto isleño en un encuentro iluminado por las buenas vibraciones que emiten uno y otro (ONO Estadi, PPV, 17:00 horas).

La tarde invita al despegue. Los últimos resultados han ocultado las llagas y, poco a poco, el juego del Mallorca se ha ido reconstruyendo. El equipo superó sin demasiados problemas el trauma de la Copa y cuajó una buena actuación en Villarreal, donde llegó a permitirse el lujo de perdonarle la vida al tercer clasificado. El hecho de encadenar cinco jornadas seguidas recopilando puntos ha permitido que el grupo fuera soltando lastre y que se posicione ante el encuentro con la única intención de coger altura.

Basta con echarle un vistazo a la clasificación para comprobar que hoy irrumpirá sobre el verde del ONO Estadi la gran revelación del fútbol español. El Almería, club que se gestiona con uno de los tres presupuestos más bajos de la parrilla, ha pasado de ser un firme candidato al descenso a convivir junto a la aristocracia. De caminar junto al precipicio a observar por el retrovisor a los de su misma estatura. Apoyado en la pizarra de uno de los técnicos más prometedores del escaparate nacional, los andaluces vienen de sacarle los colores a Valencia y Real Madrid y han instalado su campamento a sólo dos puntos de la zona UEFA. Quizá carezca de pedigrí, pero es uno de los oponentes más fuertes y correosos con los que va a toparse el Mallorca en el plazo de un mes.

Manzano lo sabe y no está dispuesto a que su colega le arruine el día. El entrenador jienense ha cuidado todos los detalles que podrían afectar al desarrollo del encuentro, pero su empeño vive condicionado entre las bajas. Ballesteros y Pereyra están lesionados, Héctor en la nevera por acumulación de amonestaciones, y Basinas, Tuni o Arango, han trabajado a un ritmo menor que el resto de sus compañeros. Aun así, el andaluz administra varios argumentos de peso y tiene los mimbres necesarios para construir un bloque hambriento y comprometido en todas las franjas del terreno de juego.