Rafael Gil March, presidente del Real Club Náutico de Palma, en su despacho profesional. | Jaume Morey

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Apenas unas semanas en la presidencia del Real Club Náutico de Palma le han servido a Rafael Gil March (Palma, 1961) para sentar las bases de un mandato trascendental para el devenir de una entidad cuyo futuro pasa por conservar una concesión que tiene en vilo a sus socios, aunque desde la directiva se destila optimismo ante las diferentes vías abiertas y la predisposición mostrada por las instituciones implicadas.

Ya asentado en la presidencia, ¿qué radiografía hace del Real Club Náutico de Palma?
—Me va a faltar tiempo para conocer todo lo que es el Real Club Náutico de Palma, es algo muy grande. Tiene muchos frentes abiertos a nivel humano y material. Había aspectos como la concesión que es una preocupación, pero lo tenemos controlado. Es decir, sabemos dónde estamos y dónde queremos ir. Y tenemos toda la confianza. Te das cuenta de la trascendencia que tiene. Y soy una persona discreta y mucha gente me conoce. Además, lleva consigo una gran parte de representación en numerosos frentes. Y hay que estar en todos, pero tengo una junta magnífica y con ilusión, además de un equipo profesional en la gestión. Es un club con peso y tradición, pero también hace un tiempo en el que no se hace nada. El tema de la concesión ha llevado a abandonar algunas cosas, pero debemos seguir viviendo como club, porque vamos a conseguir la concesión y no lo podemos relegar todo a ese día. El día a día no se puede parar y tenemos dinero, pero grandes inversiones resultan difíciles de arrancar por la coyuntura.

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Gil, en un momento de la entrevista. Foto: Jaume Morey

¿Ha percibido receptibilidad por parte de las instituciones ante la situación de la entidad?
—Por parte del Govern, buenísima. Con Puertos del Estado no nos hemos podido reunir, pero está en la agenda. Con Autoridad Portuaria hemos encontrado facilidades con Javier (Sanz). La relación es excelente, al igual que con el Ayuntamiento de Palma, que ha valorado el proyecto de la escuela municipal, el peso de la Copa del Rey y del club... Ahora lo importante es la concesión. El tiempo pasa y urge una solución lo antes posible.

¿Ve factible sacar adelante la escuela municipal de vela?
—Va con la concesión, porque requiere de tiempo. La escuela municipal es un proyecto magnífico, que nos permitiría aumentar el número de alumnos, el acceso a todos los públicos con salida directa al mar... Permitiría, además, al Ayuntamiento ofrecer un servicio. Esto debe ser como en Nueva Zelanda, donde todo el mundo navega, o en Andorra, donde todos saben esquiar. Nosotros debemos hacer lo mismo aprovechando el mar. También permitiría ganar un espacio que es necesario. Pero ahora no podemos invertir en ello. No debemos, porque prudencialmente no es el momento y eso condiciona. Sí podemos con nuestros recursos, con aspectos como la sostenibilidad o el aparcamiento, lo que esté en nuestra mano y dentro de nuestras limitaciones.

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El presidente del RCNP, en un momento de la entrevista. Foto: Jaume Morey

¿Cuál es la situación en la actualidad respecto a la concesión?
—Tenemos dos procedimientos en marcha. La concesión eventual va por otro lado, parece que no es el problema tan grande que teníamos con la anterior presidencia de la Autoridad Portuaria. El procedimiento administrativo necesita de una resolución expresa, quedó sin resolver y estamos a la espera. En mayo hubo una modificación en la Ley de Puertos que parece que abría una puerta que nos daría una solución. Por otro lado, contra el silencio negativo, decidimos interponer el Contencioso, en el momento que correspondía, pues confiábamos en que Autoridad Portuaria respondería y aplicaría la norma. Y ahí tenemos un derecho para prorrogarla. Si la vía de la modificación de la disposición transitoria de la Ley de Puertos nos da opción, intentaremos aprovechar esa vía. Si sale bien, nos olvidaremos del Contencioso, que está en fase de conclusiones y en menos de seis meses debemos tener una sentencia. Está cerca. La última opción sería el concurso, en el que hay que concienciar a la Autoridad Portuaria de que no puede sacarlos como lo hace. Hay que favorecer la libre competencia de todos, también de los clubes náuticos, que prestan una función social y deportiva esenciales. Que sino, deberá prestarla la administración. Por ello, si queremos potenciar el deporte y la actividad social sin ánimo de lucro, hay que apostar, y ahí la administración debe ser consciente de que las cosas se han de hacer con unas reglas en las que se consiga el objetivo, que es que una institución sin ánimo de lucro tenga la gestión.

Hubo tres candidaturas, ¿ha recibido el apoyo de las otras dos?
—En todo momento. Desde el primer día dejé claro que todos debemos ir a la una y con Tomeu Berga y Miquel Matas hemos hablado de eso. Es un momento en el que el club necesita transmitir una imagen de unidad.

¿Mantener y ampliar la agenda deportiva forma parte del plan?
—Somos un club de referencia, con competiciones de prestigio internacional como la Copa del Rey, o el Ciutat de Palma en unos días. No podemos abandonar esta actividad porque no va con nosotros.