El Mallorca desconecta ante el Atlético de Madrid

En la primera parte el Mallorca no existió. Fue una dimisión en toda regla desde el minuto uno. Una fuga de juego, de ideas y de intensidad. El once de Aguirre empezó caminando y cuando se dio cuenta de que el partido había empezado ya llevaba un gol en contra.

Ni con Darder ni sin él, ni con Abdón ni sin él y ni con dos puntas ni con uno. El plan del entrendor se vino abajo a los cuatro minutos con el gol en contra anotado por Rodrigo Correa. Es lo peor que le puede ocurrir a este equipo, salir del vestuario y encajar un gol. A partir de ahí el equipo debe hacer lo que casi no ha hecho durante toda la temporada, es decir, jugar al fútbol, proponer algo más que el pelotazo y salir a por el rival. Como no lo ha hecho prácticamente en todo el año, cuando se ve en la obligación de hacerlo casi desde el inicio del encuentro, la situación se vuelve imposible.

Porque uno no pasa de un minuto a otro y de un partido a otro a controlar al rival y a jugar con balón cuando todo el año se ha recreado en la virtud de esperar al contrario y darle la pelota. El guion del encuentro se volvió en contra con la obra de arte de Riquelme, que controló el esférico desde la frontal para zafarse de tacón de Dani y Maffeo y engatillar un disparo potente raso y colocado al que solo pudo hacer la estatua Rajkovic.

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El cero a uno desarboló a los bermellones, unque se vieron superados por un Atlético que sin hacer nada del otro mundo y jugando a medio gas se merendó a un Mallorca apagado, temeroso, sin ideas y sin luces. Empezó el once bermellón a hacer lo que suele hacer en la recta final de los partidos: balones a la olla. Es lo único que Aguirre parce que ha sabido inculcar al equipo este curso y es lo que hace el equipo, incapaz de generar una superioridad, de manejar el encuentro con balón y de solucionar técnicamente el despropósito de la pizarra inicial.

Un centro de Darder en el minuto siete para el remate de Raíllo de cabeza fue lo poco que generó el equipo en el arranque del encuentro. Valjent intentó repetir la acción de Cádiz metiendo un balón al interior del área buscando a Muriqi, pero el Atlético no es el conjunto andaluz y defendió con acierto. El gol del Atlético generó tal confusión que el Mallorca se perdió en el campo. No sabía qué hacer con balón y tampco sin él. El atasco mental y de juego era más que evidente y lo mejor de todo era el resultado.

Un marcador que pudo cambiar a la media hora de partido en una combinación de Correa con Mario Hermoso. El jugador atlético se metió en el área con velocidad y disparó duro enviando el balón a la madera. Lo dicho. Lo mejor a esas alturas de partido era sin duda el resultado.

A los 36 minutos otro centro metido de Darder al corazón del área lo mediopeinó Muriqi, pero no con el impacto ni el efecto necesario para desbaratar la dirección de la pelota. Oblak detuvo sin problemas.
Con un Mallorca anestesiado y un Atlético jugando sin forzar se llegó al final del primer tiempo.

Tras el descanso el Mallorca trató de conectarse algo más al juego, pero fue todo virtual, inútil. A los 54 minutos Llorente perdonó el segundo tras no saber controlar y meter el gol ante Rajkovic tras recibir un centro de Correa, que había robado un balón a Raíllo en la zona central. Dos minutos después la mejor oportunidad de gol la tuvo Sergi Darder en un disparo desde la frontal del área. Oblak desvió para enviar la pelota a corner. Y a partir de ahí cambios y más cambios y nada. Aguirre sacó a Morlanes, Larin, Gio, Radonjic y hasta a Llabrés. Pero nada. Un par de intentos del canadiense y otro de fuerza de voluntad del mallorquín. Pero nada de nada. Ni con Abdón de titular ni sin él. Ni con Darder en el once ni tampoco sin él. Ni con cinco atrás ni colgando balones. Pero a seis puntos del descenso, que es lo que importa. Que acabe ya esto.