Así es la ciudad de la Supercopa: una urbe infinita del Mar Rojo en la que el Mallorca busca renovar sus vitrinas
Un centenar de aficionados y otro formado por amigos y familiares de la plantilla y el cuerpo técnico pueden disfrutar mientras llega el fútbol de una ciudad peculiar, enorme y encantadora a partes iguales
Yeda es la nueva tierra prometida del Real Mallorca. La distancia con respecto a la isla (cuatro mil kilómetros) y la dificultad que supone llegar y penetrar en este punto del mapa han impedido un desplazamiento masivo de aficionados, pero aun así el equipo de Jagoba Arrasate no estará solo. Un centenar de aficionados y otro formado por amigos y familiares de la plantilla del cuerpo técnico pueden disfrutar mientras llega el partido contra el Real Madrid de una ciudad peculiar, enorme y encantadora a partes iguales en la que no faltan los rincones sorprendentes.
La ciudad, situada a orillas del Mar Rojo, es la segunda más importante de Arabia tras su capital, Riad, y además de poseer uno de los puertos con más tráfico y peso de todo Oriente Próximo, es el hogar de más cuatro millones de personas. Una urbe infinita de distancias gigantescas y un tráfico interminable en el que los horarios tienen poco que ver con los europeos.
Las altas temperaturas que se registran en la mayor parte del año obliga a que las mayoría de actividades de la vida cotidiana se aplacen hasta que cae el sol. Por eso no es extraño ver a niños jugando en los parques a las once de la noche, restaurantes abiertos pasada la medianoche o largas filas de coches recorriendo las autopistas que rodean la ciudad casi de madrugada. Y en esta época, aunque el calor no aprieta como en verano, la humedad está muy presente y el termómetro anda siempre más cerca de los treinta grados que de los veinte.
Yeda es la puerta de entrada a La Meca (la ciudad santa del islam está a solo 65 kilómetros al este), desde la que parten la mayoría de los peregrinajes, y a su vez, uno de los principales centros turísticos de Arabia gracias a su inabarcable costa y a las playas que la envuelven. El paseo marítimo y el centro histórico, Patrimonio de la Humanidad, son algunos de los focos de atracción más llamativos para los pocos seguidores españoles que han viajado a la Supercopa. Otro son los malls, mastodónticos centros comerciales en los que se concentran cientos de franquicias y firmas de todo el mundo. Además, ayudan a los ciudadanos a protegerse del sol y el sofoco. El aire acondicionado, como en casi todos los interiores de la ciudad, funciona a su máximo nivel y golpea de lleno a las gargantas de los viajeros más sensibles.
También es una ciudad vinculada al deporte. Acoge, entre otras cosas, un Gran Premio de Fórmula Uno y será mundialista en 2034 con ese mismo estadio en el que estos días se juega l torneo español, con unas instalaciones espectaculares y unas gradas con capacidad para acoger a más de 62.000 espectadores. Eso sí, aquí domina un color entre los locales: el blanco.
La afición al Real Madrid es muy superior incluso a la del Barcelona y algunos de los integrantes de la expedición ya lo comprobaron este martes sin salir del aeropuerto internacional King Abdulaziz. No eran pocos los guardias y ciudadanos árabes que al comprobar que viajaba gente de Mallorca les recordaban, a modo de broma mediante gestos y sonrisas, que este jueves les tocada perder contra 'su' equipo. Por supuesto, Yeda también es la casa del Al Ittihad, el equipo que dirige Laurent Blanc y en el que juegan Ngolo Kanté, Karim Benzema y, sobre todo, el exmallorquinisra Predrag Rajkovic.
Aunque los precios de la comida o el transporte (motivado por la abundancia del petróleo) son asequibles, la ciudad esconde rincones en los que el lujo asiático se lleva a la máxima expresón. Seguro que el Hilton Jeddah Hotel, donde se aloja estos días el Mallorca, es uno de ellos. Además de contar con palmeras e impresionantes cascadas en su interior, impacta y cautiva a primera vista. Y tomarse un café en alguno de sus majestuosos salones puede costarte lo mismo que una cena completa en otro punto de la ciudad: 28 riales un espresso simple (más de 7 euros al cambio) y 46 uno de doble (más de 11 euros). Una cantidad que algunos seguirán pagando con gusto si eso implica que el Mallorca llegue a la final del lunes y pelea por reabrir las vitrinas de Son Moix con el tercer título de su historia.
2 comentarios
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vergüenza que se juegue allí
Y tan complicado es encontrar habitación para una docena de personas?