Son las ocho de la tarde y todavía es de día, el sol comienza a brillar con más intensidad... Son síntomas inequívocos de que ya es verano. ¡Ay verano, bendito verano! Qué tendrán estos meses que todo el mundo los espera con tantas ansias; será que el sol nos aporta la energía que hemos gastado en invierno... Cualquier excusa es buena para salir a la calle y disfrutar del buen tiempo.
Precisamente con la llegada del sol y el buen tiempo, muchos bares y restaurantes abren y habilitan sus terrazas para que tomar un café, un desayuno, una comida o, simplemente un tentenpié, sea más agradable.
Las terrazas son un gancho para los transeúntes que recurren a ellas para disfrutar de un descanso.
Quienes se conocen la zona saben muy bien dónde quieren ir, ya sea por la amistad con el dueño, por la rutina diaria adquirida o bien porque el lugar sea encantador, disponga de un servicio excelente o su carta sea exclusiva.
Sin embargo, no son pocas las personas que simplemente pasan por el lugar y se quedan en un establecimiento porque ‘les ha entrado por el ojo’; es el caso de los turistas. En este sentido, es importante disponer de una terraza muy cuidada y, sobre todo, atractiva. En este sentido, los pueblos de Mallorca tienen mucho ganado, ya que los restaurantes se impregnan del encanto del propio municipio; es el caso de aquellos que recorren nuestra querida Serra de Tramuntana.
Una sobremesa en una terraza da mucho de sí, podemos alargarla durante la tarde si estamos cómodos. Así que hay bares que ofrecen cartas o juegos diversos para jugar con los amigos o en familia. Y... ¿por qué no? enganchar con la noche y hacernos unas tapas.
Llega el buen tiempo y si no tienes planes de viajar en tus vacaciones, una buena forma de aprovechar esos días es salir a la calle y disfrutar del sol en una de las terrazas de nuestro barrio o, porqué no, aprovechar para visitar y conocer otras barriadas o municipios de la Isla. Los locales que tienen a la costa como compañera y marco de fondo se llevan la palma, sin duda, disfrutar de un atardecer con una bebida refrescante entre nuestras manos o de una comida a pie de playa no tiene precio.