Optar por el ocio cultural es una alternativa que debemos tener muy presente a la hora de elegir nuestras actividades de verano, y si además es gratuita mejor que mejor. Una de las salidas que os proponemos desde aquí, y que además se puede hacer con niños, es visitar la finca pública Raixa, ubicada en un paraje único, a los pies de la Serra de Tramuntana, en Bunyola. Con los años, ésta se ha erigido como uno de los parajes preferidos por no pocos poetas y artistas sirviéndoles de inspiración.
Con una superficie aproximada de 520.000 metros cuadrados, de los que 4.500 m2 corresponden a las edificaciones y el resto a diversos jardines, zonas de cultivo y área forestal, Raixa fue declarada en 1993 Bien de Interés Cultural (BIC) por su alto valor histórico y artístico.
El pasado mes de marzo, la histórica finca abrió sus puertas al público tras completarse la restauración de su entorno y la creación de un centro de interpretación con espacios dedicados en la finca a los 19 municipios de la Serra de Tramuntana y al cardenal Despuig. El jardín romántico, l’hort de les cases, la vinya de malvasia, el jardí dels tarongers o el busto del cardenal Antoni Despuig son algunos de los espacios o elementos para visitar.
Los jardines
Uno de sus principales atractivos son sus jardines, creados en el siglo XIX y que se construyeron en tres fases. El gran estanque, los jardines de Apolo y los jardines inmediatos a la fachada sur de las casas, fue lo primero; la segunda fase acogió la planificación de la zona más elevada, llamada sa Muntanyeta, con los desmontes de la zona de levante y la colocación de grupos de falsas ruinas y arquitecturas pintorescas, muy típicas de los jardines románticos; durante la tercera fase, se creó un nuevo acceso a la finca y se ampliaron los jardines superiores.
La restauración
En el año 2003 comenzó el proyecto de restauración para convertir Raixa en un Centro de Interpretación.
El edificio principal quedó restaurado en 2008, y un año más tarde se inició la segunda fase, que abarcaba los jardines y las edificaciones agrícolas.
El principal objetivo de la restauración del edificio principal era preservar los elementos más significativos; se recuperaron materiales y sistemas constructivos originales así como se respetó la configuración espacial.
Por su parte, la restauración que abarca los jardines y la zona agrícola de Raixa pretendía recuperar los jardines históricos bajo el criterio de sostenibilidad ambiental, intentando aprovechar al máximo el agua y eliminando las especies vegetales invasoras.
Un paseo por su historia
Aunque es probable que se trate de una finca de origen islámico, la primera referencia explícita de ésta tiene lugar a mediados del siglo XIII, tras la Conquista de Jaime I. Si nos adelantamos un par de siglos, hasta el XV, una familia de la nobleza mallorquina (Safortesa-Tagamanent) era la propietaria de la finca; en 1660 se vio obligada a vender su patrimonio al primer conde de Montenegro, Ramon Despuig i Rocabertí (1633-1681). Sucesivos condes realizaron reformas y ampliaciones pero fue un hijo del tercer conde de Montenegro quien impulsó una gran transformación de Raixa en una villa de estilo italiano, aunque sin perder su esencia de possessió mallorquina.
Antoni Despuig i Dameto (1745-1813), cardenal desde 1803, forjó su gusto por las antigüedades y el coleccionismo durante su estancia en Roma, de ahí que escribiera a su hermano Joan, propietario de Raixa, sobre una reforma de la finca a modo de villa italiana que, en aquella época, solían contar con jardines y con un museo privado para orgullo y disfrute del propietario.
La distribución de la finca ha ido cambiando con el paso de los años y las modas, pero durante la etapa de esplendor de Raixa, durante el siglo XVIII, la casa contaba con varias salas y alcobas, un comedor principal, un comedor de servicio y dos cocinas: una en la planta baja para los colonos y trabajadores de la finca (cuina dels amos) y otra en la planta principal para la familia del propietario (cuina dels senyors).