El veterinario de 59 años detenido por descrestar y desbarbar a más de 4.000 gallos para peleas ilegales actuaba «de forma caótica»: a veces requería tijeras, otras cuchilla y en ocasiones no utilizaba ni el spray de anestesia.
Así lo ha dado a conocer este lunes el capitán jefe del Seprona de Valencia, Carlos Domínguez, en una comparecencia ante los medios de comunicación en el marco de la operación Cornellius, de la que se ha informado este fin de semana.
La operación arrancó el pasado mes de marzo, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de que se podían estar haciendo mutilaciones de crestas de gallos de la raza combatiente español. El Seprona abrió diligencias y detectó 100 certificados que amparaban estas mutilaciones de 4.445 gallos distribuidos en 17 provincias de España.
En el transcurso de la investigación, ha indicado el capitán jefe, los agentes averiguaron que el arrestado, en ocasiones, daba los certificados firmados sin ni tan siquiera desplazarse a las instalaciones, lo que supondría un delito de falsedad documental.
Así mismo, se percataron de que su proceder era «bastante caótico»: «A veces, según las manifestaciones que tenemos, utilizaba tijeras, otras lo hacía con cuchilla, a veces usaba spray de anestesia y otras no», ha explicado Domínguez.
El capitán jefe ha expuesto que el descreste de la cara del gallo es una parte «muy sensible» porque el animal tiene muchos vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas y es «peligroso».
Ha indicado que para las peleas, estos gallos «tienen que estar así» porque «si no, el sangrado sería mayor y podría morir antes o no ver durante el combate debido a la abundante sangre», ha dicho.
Peleas de gallos
Preguntado por cómo funcionan estas peleas de gallos, el capitán jefe ha respondido que en esta operación no se han centrado en las mismas, sino en «quitar del circuito a un veterinario que estaría amparando miles de descartes y desbarbes de gallos». No obstante, ha comentado que si a raíz de la instrucción procesal se puede ampliar la operación y enfocarse a las peleas de gallos, «se hará», ha avanzado.
El operativo culminó con la detención del veterinario al que se le imputan delitos de maltrato de animal y de falsedad documental. Domínguez ha subrayado que lo «importante» de estos delitos es que, además de la pena de prisión por maltrato animal, que va de tres meses a un año de cárcel, «hay una inhabilitación de uno a tres años».
Sobre el delito de falsedad documental, ha indicado que la pena de prisión va de tres a seis años y la inhabilitación de dos a otros seis años. «Las penas son importantes y esperamos que ejemplares para un veterinario que debería trabajar por el bienestar del animal», ha manifestado el capitán jefe del Seprona.
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