Archivo - Un grupo de estudiantes, en una fotografía de archivo | Rober Solsona - Europa Press - Archivo

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Los jóvenes valencianos de entre 15 y 25 años perciben el sistema económico como el causante de los principales problemas globales, entre los que destaca el cambio climático como la realidad que más les preocupa, junto al aumento de la precariedad, los conflictos y el impacto del modo de vida en la salud mental. Además, perciben «con ansiedad y pesimismo» la «falta de oportunidades y de futuro».

Se trata de la principal conclusión del estudio «pionero» de opinión 'Siempre se puede hacer algo. Estudio exploratorio sobre la opinión de la juventud valenciana en torno a la pobreza, la desigualdad y la cooperación internacional', impulsado por la Coordinadora Valenciana de ONGD y realizado por el antropólogo Ernesto García López.

El estudio, que ha contado con la colaboración de profesorado de la Universitat de València, el Institut Valencià de la Joventut y la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática de la Generalitat, entre otras entidades y asociaciones juveniles, es el primer estudio sociológico que se hace en España sobre estas materias y se ha presentado este viernes en el Colegio Mayor Rector Peset.

La presidenta de la Coordinadora Valenciana de ONGD, Cristina Ramón, ha señalado que muchos sectores «se están dando cuenta de que es hora de escuchar más a la gente joven y de abrir espacios en los que puedan participar, compartir sus opiniones y actuar según sus intereses y prioridades».

«Son generaciones muy preparadas y que son claves para impulsar soluciones a los grandes problemas a los que nos enfrentamos como humanidad», ha recalcado, al tiempo que ha destacado que este estudio es «una de nuestras contribuciones a ese reto».

El informe, realizado a partir de grupos de debate en el que han participado jóvenes de 15 localidades de la Comunitat Valenciana representativas de todo el territorio, también del entorno rural, muestra que la juventud es «muy crítica» con la economía que denominan «capitalista», que perciben como un «sistema exigente basado principalmente en el individualismo, el consumismo y la competitividad».

El autor del informe, el antropólogo Ernesto García López, ha incidido en que los jóvenes «miran con ansiedad y pesimismo la falta de oportunidades y de futuro». «La imagen de una rueda en la que se sienten atrapados aparecía constantemente en los debates, y reflejaba cierta impotencia porque no vislumbran salidas», ha señalado, al tiempo que ha incidido en que el diagnóstico «lo perciben claramente», pero «no ven alternativas ni cómo se pueden solucionar estos problemas».

La juventud valenciana también es «crítica» con el sistema político, según el estudio. En este sentido, los jóvenes consideran que existe una «crisis democrática» por «la polarización y el fortalecimiento de opciones políticas autoritarias tanto en Europa como en otras partes del mundo». Así, perciben esta realidad como «un retroceso», pero confían en la democracia como un sistema que «corrige las desigualdades y contribuye a la sostenibilidad».

En cuanto a las desigualdades globales, opinan que viven en «un mundo dividido», en el que los países ricos buscan «mantener su estatus de poder» frente a los países empobrecidos que son percibidos principalmente como «simples receptores de estas desigualdades».

Además, señalan a las empresas europeas y estadounidenses como las que «sacan provecho de los recursos de los países empobrecidos» y llama la atención que, en su imaginario, «país pobre» se asocie exclusivamente con África.

"desconocimiento" de cooperación y ongd

Por otra parte, muestra un «gran desconocimiento» sobre el trabajo que se lleva a cabo desde la cooperación internacional y el funcionamiento de las ONGD. En concreto, el estudio revela una «falta de transparencia», puesto que desconocen las propuestas de participación que ofrecen las ONGD y las identifican «casi en exclusiva» con la comunicación que hacen para pedir donaciones, de la que opinan que utiliza «a menudo» el «chantaje emocional».

No obstante, valoran positivamente todo lo relacionado con la acción local concreta y el voluntariado, al que asocian un «gran valor ético y beneficios» en cuanto a satisfacción y bienestar para las personas que hacen esos voluntariados.

Resultados y recomendaciones

Los resultados del informe serán útiles para que administraciones públicas, ONGD y otras entidades sociales puedan orientar mejor su comunicación, sus proyectos de sensibilización y sus acciones para fomentar la participación de las personas jóvenes.

Entre las recomendaciones, indicadas por las propias personas jóvenes que han participado en el estudio, destaca primar la participación local en problemas locales con un enfoque de proximidad y «conectando lo local con lo global», apostar por «jóvenes hablando a jóvenes» o ampliar los programas de educación para la transformación y seguir apostando por la educación como un «campo esencial» donde acercar el trabajo de las ONGD.

Paralelamente, se apunta a apostar por las redes sociales e introducir las prácticas artísticas y culturales como herramientas esenciales para la sensibilización, ya sean en el ámbito audiovisual, escénico o musical, así como utilizar un lenguaje adaptado, «pero no infantilizador», es decir, «huir de un tratamiento condescendiente hacia la juventud», e incorporar al asociacionismo juvenil en el diseño de campañas y acciones de las ONGD.

También recomienda más transparencia sobre el funcionamiento de las ONGD, el uso de los fondos y los efectos logrados, insistir en la idea de protagonismo juvenil frente a la noción del joven como víctima o beneficiario de acciones de cooperación, promocionar programas específicos de voluntariado joven con formatos híbridos e impulsar acciones que favorezcan la creación de hábitos de participación desde la infancia y tener mayor presencia de las ONGD en pueblos, barrios y territorios populares para que se vean como referentes locales.