El fotógrafo Juan Solbes y el barquero Vicente M. Muñoz Gras han elaborado un libro con fotos y textos de la actividad de la Albufera desde sus orígenes para reivindicar su existencia y su protección en una acción enmarcada en la designación de València como Capital Verde Europea en 2024.
El libro, 'La Albufera de Valencia. Desde dentro', que nace como consecuencia de la amistad entre un barquero del humedal y un fotógrafo y de la necesidad de ambos de contar la experiencia vivida durante algunos años en la laguna, habla del patrimonio cultural y medioambiental del entorno en su vertiente más sensible, según explica Solbes.
En unas 300 páginas hace un repaso de la historia de este paraje natural destacando el valor del agua, 'dels ullals', de la fauna, flora, acequias y canales así como de las barcas, su construcción, su uso y sobre todo del arroz que «es el que manda ahora. Sin él no habría agua pero fue el arroz el que hundió y mató la Albufera, porque la aterraron. Ahora sin arroz nadie la mantendría porque nadie pagaría para que entrara el agua», señala a Europa Press Solbes.
La elaboración de este libro cuenta con el apoyo de Natura Godella que defiende la conservación de los espacios naturales del cinturón verde de València a través de actuaciones localizadas y pretende ser una invitación a la reflexión para cuidar y proteger la laguna y su entorno, que «ahora mismo está con los goteros puestos», según Solbes que recuerda que hace cincuenta años perdió la transparencia.
Hotel de cinco estrellas para las aves
En el libro se destaca que hay una auténtica botica natural y se pueden encontrar hasta 400 especies de variedades de plantas; que cuenta con una puesta de sol que es «la mas bonita de la tierra» y que es un hotel de cinco estrellas para el periodo migratorio de las aves, todo ello acompañado con múltiples fotos que lo acreditan.
También narra la actividad que se realiza en el entorno, como la agricultura, la caza o la pesca, y dedica un apartado a la historia del Sorteo de Redolins que realiza la comunidad de Pescadores de El Palmar para repartir los puestos de pesca, tradición medieval que sigue vigente.
Las barcas también tienen su espacio con un seguimiento fotográfico de la construcción de un 'albuferenc' del siglo XXI cuyas formas siguen vivas gracias al legado de sus plantillas, dibujos, bocetos y cualquier papel que guardase medidas, formas y herramientas, que los artesanos han sabido conservar y transmitir a sus aprendices. Además destaca la navegación a 'perxa' y con vela latina, la manera mas tradicional de desplazamiento por la laguna y que se lucha por mantener desde asociaciones que hay casi en cada puerto y que realizan exhibiciones de marzo a octubre.
Las barracas también tienen su espacio en la publicación, que las destaca como un tipo de vivienda, icono presente en la cultura valenciana, que ha llegado casi a la extinción y solo quedan algunas, manteniendo la información de cómo se vivía en el pasado.
Esta obra, que se centra en la belleza, también deja espacio a la crítica ya que aunque subraya que los políticos de todas las poblaciones que rodean la laguna están muy convencidos de que hay que salvar la Albufera y dejar de contaminar el agua, no se logra al no haber barreras que la protejan de las carreteras por las que circulan coches y por los vertidos de aceites y metales pesados que llegan a través de las aguas pluviales. Sus autores consideran que la depuradora es una buena idea, pero igualmente se vierte fósforo y nitrógeno porque no existe un filtro para que no pasen.
Otro problema que destacan es la paja del arroz que se queda en los campos inundados y en su proceso de podredumbre deja sin oxígeno ese agua que posteriormente se vierte en el lago. Pasan los años y, según los promotores de la obra, se sigue sin poner una solución clara a un «gran problema», por lo que instan a tomar decisiones necesarias para salvar un patrimonio de todos.
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