«Mi objetivo único es cambiar el mundo», asegura Gómez, coaching de formación y optimista con el papel que puede jugar un partido 'naranja' que en los últimos comicios regionales perdió casi medio millón de votos y se quedó fuera de la Cámara regional al no alcanzar el 5% mínimo exigido.
«Consideraríamos un éxito ser decisivos en la Asamblea. Entrar en la Asamblea 'per se' no es un objetivo que nos motive. Sin embargo, cambiar lo que está realizando esa asamblea y cambiar las políticas madrileñas, sí, por lo tanto, lo que nos es útil es ser decisivos», ha explicado en una entrevista con Europa Press.
En CS, ha remarcado, apuestan por personas «valientes» que quieran formar parte de «esa minoría intransigente» con la forma de hacer política tradicional del «eje analógico», que se ha demostrado «inútil», y apuesten por el «eje digital» que defiende la formación.
Con años de experiencia en la política como diputada y concejal de Tres Cantos, Araceli Gómez afronta una campaña de cara al 28 de mayo en la que, parafraseando a Francisco Umbral, se marca como objetivo 'hablar de su libro' y de las políticas de Ciudadanos para «cambiar el mundo». Lejos de postulados como el de su excompañero Fran Hervías que dan por muerto al partido, ella defiende que «una formación liberal en España que tiene unos planteamientos y unas soluciones de futuro, no solo es viable sino que es necesaria».
Elegida en primarias del partido pese a no reunir los avales necesarios, la candidata ha dado por cerrado el capítulo de guerra interna y pide centrarse en las elecciones y asegura que no se cansará de luchar «mientras haya una persona que crea que hay otra forma de hacer las cosas, que hay otras soluciones».
El 4M, ha relatado, el ciudadano que acudió a las urnas, en medio de una pandemia, estaba «desconectado, aislado, con miedo» y «susceptible a determinadas conductas o a determinados giros de miedo» y ahora el escenario es distinto. «Estamos hartos de que gestionen nuestro miedo y gestionen el miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, al mundo que viene», ha explicado, y «queremos canalizar eso hacia lo que somos los madrileños, que es gente que tenemos energía, que tenemos ganas de cambiar la sociedad, que tenemos ganas de hacerlo de una manera divertida, en positivo».
Frente a una política con mucho «hiperliderazgo», y mucho «zasca, mucha alusión personal» y «poca historia» de «lo de comer y de lo de vivir», su candidatura se presenta como apuesta por «esa transformación digital y esa transición ecológica» sin dejar a nadie atrás.
"no pedimos permiso sino paso para ser decisivos"
«El mundo que viene es un mundo totalmente diferente que necesita otro software para navegarlo y yo creo que ellos no tienen las actualizaciones suficientes como para poder abordarlo. Y lo que nosotros pedimos no es permiso sino paso para poder ser decisivos en esa Asamblea y dar ese empujón que necesita la sociedad madrileña», ha destacado.
Más identificada con 'Borgen' que con 'House of Cards', Araceli Gómez apuesta por las «alianzas» frente a las políticas de confrontación que imperan en la actualidad. «Si conseguimos que los ciudadanos se harten de la política, al final vamos a votar cualquier cosa y votar cualquier cosa puede influir en que tengamos populismos de todo tipo, que al final acabemos en un titular gracioso que implique incluso autocracia. Yo creo que el mundo está lleno de ejemplos de que no siempre se evoluciona, se puede involucionar y esa es la preocupación que nosotros tenemos y por eso damos soluciones y planteamos una alternativa», ha explicado.
Con el listón de 257 concejales alcanzados en 2019 como prácticamente inalcanzable, la candidata de CS a la Comunidad ha destacado que más que el poder territorial, el partido tiene como objetivo «recuperar a las familias que ya no creen que la política puede hacer algo por ellas». «Este estado de bienestar es un acuerdo tácito entre la sociedad para la mayoría que pone impuestos o que paga impuestos para que los demás reciban servicios», ha explicado Gómez.
Reniega de políticas tradicionales
Reniega de las políticas tradicionales que llevan 20 años «haciendo lo mismo», lo que aboca a una «crisis tras otra», para apostar un «cambio de paradigma» en la forma de afrontar los retos sociales. «El trabajo es un castigo bíblico, pero no tenemos que asumir eso. Tenemos que asumir que incluso todavía estamos a tiempo de que la gente trabaje en algo que le guste y que además pueda disponer de su horario para poder tener una jornada laboral flexible en la que pueda intercalar diferentes cuestiones, que no te penalice que sea la maternidad algo que quieras priorizar en algún momento de tu vida, pero igual que la maternidad, la paternidad», ejemplifica.
Así, se declara insumisa ante las «muchísimas creencias asumidas» desde el bipartidismo de que las cosas no se puedan cambiar de alguna manera. «Yo me niego a asumir eso. Y como me niego a asumir eso, queremos ser una opción diferente, nueva, con soluciones digitales. Que para eso llega la digitalización, no para que me atienda un 'boot' o para que me atienda un asistente virtual, que yo quiero que me atienda un humano, pero puede haber mucho trabajo del 'back office' o en las oficinas que sí pueden hacer esos 'boots' y sí que sería una transformación digital para que la gente pudiese disfrutar de su ocio», ha zanjado para ilustrarlo.
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