Una barca de arrastre de Xàbia (Alicante) libera un tiburón peregrino de más de 2.000 kilos atrapado por accidente | MARC ROS

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Una barca de arrastre de Xàbia (Alicante) ha realizado una captura «accidental e indeseada» de un tiburón peregrino de «entre cinco y ocho metros de longitud» y «entre 2.000 y 3.000 kilos» de peso que había quedado en la red.

El patrón y armador de la barca Cap Prim Segon de Xàbia, Juan Bautista Ros, más conocido como Batit Ros, junto a los otros tripulantes, Marc Ros y Vicent Catalá, trataron de subir al tiburón a la cubierta pero no pudieron.

Los tripulantes tuvieron entonces que coger un gran cuchillo y romper el final de la red pese a «las dificultades de estar en pleno mar» y el movimiento de las olas en la zona en la que faenaban, al noroeste del Canal de Ibiza.

No temían sufrir «ningún daño» porque el peregrino «no tiene dientes, es el tiburón que va siempre con la boca abierta y come plancton», según ha detallado a Europa Press uno de los armadores de esta barca de pesca de arrastre, Amadeu Ros, quien ha añadido que es la primera vez que esta especie queda atrapada en sus redes.

Tras romper esta red el animal salió vivo junto a toda la pesca de ese día. Esta acción ha supuesto que los pescadores hayan dejado de ingresar unos 1.500 euros, pero, según Ros, se quedan con «la conciencia tranquila».

Generalmente, en el área en la que el Cap Prim Segon faena, en la zona del talud a unos 500-800 metros de profundidad, que es donde encuentran la gamba roja, suelen aparecer tiburones 'Hexanchus Griseus', también conocidos como 'Cañabotas', pero «a tanta profundidad no suele haber tiburones peregrinos».

Tampoco es habitual, según ha detallado, que en los dos últimos meses de este verano hayan capturado y liberado «dos o tres tiburones, cuando lo normal es que estas capturas accidentales puedan llegar a tres o cuatro al año».

«Siempre ha ocurrido que barcas que trabajan en gamba roja cojan Cañabota lo que pasa es que hay barcos que lo matan y tiran al agua, que es cuando aparecen tiburones en las playas y la gente se asusta y hay ruido mediático», ha apuntado Ros.

Ampliar los días de trabajo

En la pesca mediterránea las barcas salen a las cinco de la mañana y regresan sobre las cuatro o cinco de la tarde todos los días laborables, pero dentro solo de los 150 días que asigna el Plan Plurianual del Mediterráneo de la Unión Europea. «Solamente podemos ir tres tripulantes en la barca para poder sacar un sueldo decente y para ello, necesitaríamos que se pudiera pescar, mínimo, 200 días», ha señalado.

Según Ros, para que otros barcos liberen los tiburones que pesquen sería necesario concienciar a los patrones y propietarios de la necesidad de soltarles y también «subvencionar a los barcos para que puedan poner grúas, que les permitan hacer las maniobras para subir la red» ante este tipo de capturas.

Por su parte, el biólogo Javier Guallart, que tiene amplia experiencia en el ámbito marino y conoce el trabajo y la labor que realiza el Cap Prim Segon, ha destacado que esta barca «lleva años soltando a los tiburones que quedan atrapados en sus redes».

También ha puesto en valor la acción que realizan sus tripulantes para documentar la pesca y este tipo de capturas con imágenes y vídeos que posteriormente publican en redes sociales, lo que es «de gran valor» para los científicos y para que «todo el mundo tenga información» sobre este oficio.

Guallart ha destacado que el Cap Prim Segon, para soltar al tiburón peregrino, rompió una red que suele tener un coste de hasta 8.000 euros. Consiguieron descoserla, pese a la «gran dificultad» que conlleva en el mar estar con un cuchillo de grandes dimensiones y el movimiento del tiburón.

Ahora, gracias a la destreza empleada, podrán mantener la red, pero los arreglos «podrían conllevar más gastos», según alerta el biólogo, que ha apuntado que es «inusual» que aparezcan a tanta profundidad los tiburones peregrinos y también que lo hagan en esta época del año.