La Universitat Politècnica de València (UPV) ha inaugurado este lunes un nuevo edificio de investigación en sistemas propulsivos «puntero en Europa», impulsado por su Instituto CMT-Clean Mobility & Thermofluids (CMT) y que cuenta con laboratorios de desarrollo propio que son, por tanto, «únicos y singulares», en los que se trabajará para contribuir a la movilidad sostenible.
Con una superficie de 4.000 m2, las nuevas instalaciones cuentan con ocho instalaciones ya operativas: dos salas de ensayo de motores para operar con hidrógeno como combustible, una sala de ensayo de vehículos con pila de combustible, una sala para ensayos de combustión en Aeroreactores, diversos ensayos relacionados con baterías para propulsión eléctrica y un túnel de viento con aplicación en movilidad y en ingeniería civil.
El edificio seguirá estrenando nuevas facilidades y espera funcionar a pleno rendimiento en un plazo de cinco a diez años, hasta contar con 25 salas de experimentos, según ha explicado el director del Instituto Clean Mobility & Thermofluids de la UPV, José María Desantes.
El CMT lleva cerca de cuatro décadas trabajando en la «reducción de la agresión medioambiental» de los sistemas de propulsión para la movilidad, y con el tiempo, y la llegada del Pacto Verde Europeo y los objetivos de la Agenda 2030 «el paradigma ha ido cambiando», hasta el punto en el que «probablemente» los sistemas actuales «en un futuro desaparezcan o tengan nichos minoritarios desde el punto de vista de implementación industrial», ha explicado Desantes.
En este nuevo escenario, «el instituto en un momento determinado entendió que tenía que adaptarse a los nuevos tiempos» y las nuevas instalaciones son «la culminación de esa idea de complementar todos los laboratorios que tiene el CMT previamente» y que seguirán funcionando, ha destacado el director del instituto.
El nuevo edificio estará centrado en la investigación de doctorandos y no en la docencia, pero ofrecerá a los estudiantes la posibilidad de hacer prácticas curriculares en el instituto.
Transferencia al mercado
Además, Desantes ha explicado que el CMT «siempre intenta poner en el mercado español» sus innovaciones y mantiene «muy buena relación» con Ford, Stadler y el Puerto de València, con contratos de innovación y desarrollo, aunque ha reconocido que, a pesar de la «gran capacidad productiva» de la Comunitat Valenciana en electromovilidad, «el problema es que todos los centros de decisión e investigación o porcentajes muy altos están ubicados fuera de nuestro país».
«La idea es, por una parte, hacer investigación más básica, pero por otra parte intentar innovar y transferir al sector productivo todas esas ideas de forma útil para la sociedad y con dos ideas clave: incrementar la eficiencia y reducir el impacto medioambiental», ha concluido.
Durante la inauguración, el rector de la UPV, José E. Capilla, ha señalado que esta apertura supone «un paso más, muy importante y que no será el último», para el parque científico de la UPV, una Ciudad Politécnica de la Innovación (CPI-UPV) que ha cumplido ya más de dos décadas, que fue una apuesta muy novedosa en su momento de nuestra universidad, que es nuestro motor de colaboración con la sociedad y que, sin duda alguna, es una de las joyas de la universidad".
El vicepresidente ejecutivo de ACC --joint venture entre los grupos Stellantis, Daimler, Total y Saft para el desarrollo de baterías para automoción--, Alain Raposo, ha destacado que la inauguración del nuevo edificio «representa la entrada de las universidades en esta transformación energética, en la cual controlar y dominar la física y la fisicoquímica de las baterías, y también todas las energías sostenibles que están relacionadas».
«La energía de las baterías está aumentando ahora poco a poco, entre un 10 y 15% cada tres años, y el precio bajando más o menos lo mismo, de 10 a 15% cada dos o tres años, y eso hace que la cantidad de gente que trabaja en ello se pueda sostener en el tiempo», ha destacado.
Retos para el futuro de la movilidad
Raposo ha destacado algunos de los retos para consolidar la transición energética de la movilidad, entre ellos la durabilidad y autonomía de las baterías y la necesidad de contar con una red de puntos recarga.
«Si las infraestructuras no están, nadie va a comprar un coche eléctrico aunque sea eficiente y sostenible; eso hace que los gobiernos tengan que trabajar para asegurar que los volúmenes de producción que los constructores están preparando puedan contar con una infraestructura para cargarlos».
Durante la conferencia que ha impartido sobre el futuro de la movilidad en el acto de inauguración, ha expuesto que «la industria está viviendo su periodo más intenso, imprevisible y quizás más divertido» de su historia, pero ha desgranado que el proceso dependerá de la velocidad con la que se acometan algunas de las transformaciones.
En ese punto, ha mencionado la mejora de la autonomía del vehículo, para augurar que «antes de 2030 veremos coches eléctricos que alcanzarán en diez minutos su carga»; también a la reducción de precio, para la que ha advertido sobre la «especulación en materias primas» que, a su jucio, se generó este año cuando los fabricantes intentaron asegurar sus volúmenes de producción, pero «va a ir bajando también en un 10% cada tres años». La inversión en minas e industria del refinado contribuirá a contener los costes
También ha apuntado otros retos como la producción y disponibilidad de energías verdes; la durabilidad y seguridad del vehículo y la reutilización y reciclabilidad de los vehículos, así como el desarrollo de los vehículos autónomos.
Igualmente, ha asegurado que el futuro pasará por una mayor popularidad de las plataformas para compartir vehículos, más servicios de bicicletas y de transporte público y limitaciones en el acceso de los vehículos privados a áreas cogestionadas, con regulaciones ambientales cada vez más estrictas.
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